lunes, 15 de noviembre de 2010

Espacio por desaparecer.

Gracias a los visitantes. Pronto dejaré de contaminar su estructura visual.

jueves, 14 de octubre de 2010

En estos días, en esta vida, ya no hay letras para mí .

sábado, 2 de octubre de 2010

Me acuso de estos días, de la fuerza que se desmorona, de las esquinas en que nombres y cuerpos se encuentran en el corazón del frío.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Me hace falta la estructura. Una bolsa llena de zapatos rotos. Un juego de geometría y un piano en los dedos.



- Fernando a mí si me da miedo tu nombre -

sábado, 11 de septiembre de 2010

Me quiero volver un cuerpo, concebirme en sitios intestinos, acicalar la unidad sobre la que me forman los nublados sin rumbo, esta dirección es una mano abierta que procura detener la luz a través de su agujero. Floto en la boca de la niña que descansa de su propio sueño y luego me abro en sus ojos, en su frente, como molécula de pensamiento entintado, ella no conocerá la palabra ni la luz del mañana, morirá con el beso de mi veneno en su saliva y sus ojos se apagaran, como la luz, para que se inserte la noche, en el ojo de la aguja, que tiembla en las manos del llanto de la madre que le cose el vestido del equinoccio eterno de su respiración.
Ahora  quiero volverme ave, surcar el paraíso de las moscas y encasillarlas en torno a mi desvelo, volverlas hilo con la miel que amenaza la amargura del mundo y tejer un vestido que encierre sus alas en la esclavitud de mi estado no-material. Pienso que insertada en el vuelo de las alas que forraran mi estructura será mas fácil caer al abismo en el que la niña se desintegra;  renacer en su carne negra, en sus hoyuelos de tinta y carne, forrar con el lodo de su mirada clausurada la posada en la que los gusanos han creado su refugio. 
No podría alimentarme de mi misma, de esa forma que intente crearme, sino desvelarme en el llanto de la madre, en ese cuerpo que se tuerce de frío en las noches y que tiembla con el canto de las aves que enferman su locura gris. Los nublados no tienen sentido, sólo mis ojos fingen pidiendo clemencia, la mujer y yo vemos mi transparencia ne el espejo, le digo: la niña duerme. ella ignora mi mensaje, se aleja por la ventana, por el salto, por la comisura de su propia boca envenenada del agua del recuerdo.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Mi mirada es más transparente cuando lloro por ti.
Deje todo por ti, por este orden de infierno y tristeza, me arranque los ojos y al lengua para no poder reprocarte después.

lunes, 30 de agosto de 2010

¿Cómo no llorar tu muerte encasillada? 
No tengo ojos para leer las palabras de las aves, sólo tengo antojo de exterminar el insomnio  que me lame la espalda y de dejarme caer sobre la nube de arrugas que se multiplican en mi mirada - esa hoja plana en la que los demás creen -
¿Notas cómo mi voz no sirve para nada?
¿Notas cómo esto carece de sentido?
La manera en que yo soy una gota que propaga su propia suciedad bajo el aliento transparente de la lluvia, esto no es una pregunta, esto no es una realidad, no me están leyendo, no soy yo, no existo, sólo existe mi dolor, esa boca que regresa los pasos de la creación de la misma locura que me hace ensuciarlo todo.
Estoy en el suelo, con papel blanco, pegado a mis limites, a la carne que me come, que me consume hacia adentro, hacia ese enjambre en el que mi voz vibra y zumba y crea espejismos: pensamientos.
Me había negado a visitar esa ciudad, le temía
me había negado a conocer a los originarios de su vientre abierto y viscoso, 
me había negado a trasparentar mi propia sombra en las calles cubiertas de su humus
me negué
me negué
y seguí negando hasta que no hubo otra opción.
No todas las ciudades tienen hijos como no todas las parejas tienen felicidad, los enemigos se encuentran bajo mis dientes y esto carece de la naturalidad que debería tener.
Tienen razón en temer a la carne que se desprende del techo, tienen razón en temer al delirio, pero luego se encueran con los ojos desechos, con mi ceguera, con mi posibilidad de repetir en todo orden posible lo que pasó hasta antes de volverme loca, de ser sólo un ente que entinta con su suciedad las cosas, lo que nos rodea, lo que nos explica, lo que está aquí
allá
alllá
alllá
alllá
allllá
¿Aún pueden leerme?
¿Aún pueden verme?
¿Cómo lo hacen sin mis ojos?

Me estoy despegando de este texto, de la ternura del calor del racimo de putrefactos orbes, sigo llorando, con las palabras que me taladran desde dentro. Esto sigue sin sentido, carece de importancia.

Fui a esa ciudad, con los pasos dibujando la desnuda textura de mis pies, fui a esa ciudad y me tope con el temor de la boca - mi boca - en la voz de otra apersona, un desconocido, un ciego que pedía un aporte mínimo a su escalera, iba descendiendo en los dientes de la muerte, quise ayudarle, me detuvo el tacón atorado de la tierra, me detuvo el aire que soplaba hacia afuera de ese cadáver. Fui a esa tierra y los nublados se volvieron mis dedos, la podredumbre se instaló en mis brazos, el corazón enflacó en los bordes por los que la llave entraba. Regresé con los pies untados, con el aceite aromático de las lágrimas, regrese con los ojos en una lata de tristezas, regrese sin el calor que guardaba mi pecho, regrese a volverme gota de excremento, 
sin saber que uno nunca regresa de los viajes 
sin saber que la ciudad prohibida también podría mi lengua 
con su lengua aborigen
con su lengua ilustrada
con su lengua...
Vivo rasgada por dentro, lloro el cadáver que habitaba. 
No tengo ojos para leer las letras de las aves. 
El insomnio lame mi espalda salada
Mis ojos abiertos fingen mirada
¿Notas cómo mi voz no sirve para nada?
¿Notas cómo esto carece de sentido?


sábado, 28 de agosto de 2010

Algo en la locomotora de mi idea se rompió, ninguna boca deslizó su verdad por debajo de la puerta, en la medida en que el agua subía y los cielos se enfrentaban a las frentes ociosas de su propia, e inclemente, incapacidad de dar color.
Exhalar el fuego de la intensión de volar a ningún lugar y comprar gasolina para una nave espacial 

Yo.

Necesitaba un poco más de tiempo, un silencio largo, los huesos de mi sombra en la penumbra y el olvido, ahora que el dolor regresa en forma de recuerdos, la palabra escurre por mi  hocico y yo huelo el miedo de la saliva de mi prisión, no es comprensible la transformación del mundo, ni la palabra hueca en el desfile de la mano; planeamos un inicio, siempre el principio sin saber que las murallas caerían al centro de la ciudad que finaliza en el ocaso de mis ojos.
Necesitaba un largo silencio y olvidar la forma de las nubes que aspiramos, ahora un sabor salado, una revelación confusa, nos hace conjuntos de puños cerrados.
Fui letra,de mi hocico escapa la palabra y de mi frente la fiebre, estoy cansada y perdida y muerta y aspirada y resoplada en el tatuaje de la espalda de esta gota que estrella la posibilidad de saber quien soy.

domingo, 15 de agosto de 2010

Los tonos rojos de tu garganta son miedo.
tenemos las dos direcciones del viento a nuestros pies, la primera muerde el dorso de este criminal instinto, a satisfacer, la segunda te muerde a ti, consciencia de dos filos apilados en al desgracia de mi luto.

sábado, 14 de agosto de 2010

Tu cuerpo es mutilación de deseos.
Murciélagos vuelan abajo
de la nube de cabellos
oscuro
dice la boca del hombre
en el filo de la embestidura de la noche.
Murciélagos me vuelan entre la carne y desnudan
las capas que se introducen en el sonido
que causa ecos y ondas
-constelaciones-
de baba
-saliva petrificada en la frente de mis esquinas-
de mis vientres partidos en fluidos 
de eco espinal.
Los murciélagos no huelen el espasmo de mi Apocalíptico
desmayo de convulsiones
ni la orina que se desliza entre los huecos de la rabia
de mi boca.
Su sensación de aleteo me inunda.
Estoy en la noche que sepultan las palas.


La armónica del tiempo se tambaleó entre los pasos de las decenas de muertos que caían, luego fumamos mentiras hacia adentro de los labios y en la entrepierna el temblor de la hoja sacudida en el extremo del mundo que oscurecía. Equis. Única palabra, letra primordial que desdentaba los huecos de las agujas del reloj. No quiero que conozcas mi centro, no lo abras a la luz del sol que carece de piedad, mejor cierra los ojos y no sientas mi corazón que late, mis ojos punzantes de amargura. cierra los parpados de mis huecos abiertos y cocidos de azul crepuscular. 
La fruta de mis labios empezó a podrirse

jueves, 12 de agosto de 2010

la cacofonía de mi alma no deja de molestar tu oído.
Separaría mi vida, mis notas, mi forma de pensar y la respiración de mis fosas; separaría, si pudiese esta vida de este amor y este camino, lo haría (aunque afirmarlo me haga ingenua), sin embargo debo admitir que no quiero.

lunes, 9 de agosto de 2010

Voy sin corazón, -no hay palabras
creo que quiero una nube para mis lágrimas
un frasco con silencio
café cargado

sábado, 7 de agosto de 2010

Tu boca es el origen de la sequía
tu espalda la inmensidad del mundo que no nos pertenece
la velocidad arranca la sonrisa de mi rostro
quisiera decir que eres mío,
que hay una manera para detenerte en la palma de mi mano
vuelas
llegas hasta el rumbo de mi llanto
no habrá regreso
Todas las frases suenan a respiraciones marchitas

viernes, 6 de agosto de 2010

Guardó durante muchos años las noticias en la bandeja de entrada, al oprimir el botón "Eliminar" se aseguró de estar segura de olvidarlo todo.

martes, 3 de agosto de 2010

ver tu rostro y ordenar mi vida en torno a su forma

sábado, 24 de julio de 2010

yo me enamoré de ese sinlugar


ragunis ese ed érpmane em oy 
im ne osneip on ay oy
Hay un espacio en mi cuerpo, lo llena la espuma, las palabras se van, escapan a través del sol que eclipsa la esquina de la lectura de la tarde. Todo suena forzado, es un brazo que revienta en el sitio en donde las latas se consumen en los cuerpos de lo que ya no es.

Rinoceronte

Veo que eres perfecto.
Gris de labio roto,
cuadrada empuñadura
sobre la herida de la sal de los manantiales que embisten tu silueta. 

jueves, 15 de julio de 2010

la cajita musical esta descompuesta
toca mi historia distorsionada
(se quitó la blusa, el hombre de rostro negro, y murió despacio)
Experimento uno de esos vacíos en los que ni el aire llega a mis pulmones, la sequía del viento se implanta en el superficie de mi piel, voy a la puerta con la confianza de saber que lo que crece a veces se apresura hacia el decrecer constante del final.

miércoles, 14 de julio de 2010

Lo escrito no es lo único que tiene que leerse.... también está aquello que se enumera de otras formas...
(recordando una clase)

martes, 13 de julio de 2010

la desesperanza me pintó el pelo. 
¿venias buscando palabras?
Aquí no hay nada 

lunes, 12 de julio de 2010

No hay columnas en este cuerpo
un trozo de metal en los dientes
-a.l.u.m.i.n.i.o.-
y un grado de telares ardiendo
entre la piel y el hueso
Estoy en tonos lilas 
Lo vi en esa esquina y caminé detrás de él, lo seguí por más de dos cuadras cuando desapareció, ahí estaba otro hombre con su ropa... caminé sin rumbo preguntándome en dónde estaba... 
lunalunalunalunalunalu

sábado, 10 de julio de 2010

Bastaría  la tristeza de ayer para suspender los mañanas 
para que no hubiese ningún otro día incrustado en mí, 
en está carne rancia que no se cansa de la juventud que le desflorece
bastaría con volver la mirada a los ojos de eso que ya es 
impronunciable
para  
quemar  toda posibilidad de sentir que vale la pena soñar con el sol 
que nos ilumina. 
Una vez
una vez el amor se me murió.
puso la intermitente de su corazón y bajó por la escalera que daba al caracol. Siendo el pasado todo futuro que le quedaba
siendo la sed y los labios dispuestos sobre el pasto la guía para hallar el río se preguntó si había una dirección distinta, si el presente no era una desviación parcial del pasado que el esperaba en la conjugación continua de verbos atorados. 
Olio las maderas de los bosques de termitas y su mano vomitó una señal, una caricia sobre la superficie de alguna piedra, de la sequía que contenía la cloaca, el doble sexo, la invitación.
dejó el lugar oscuro de la espera, la doble fila, regresó al camino, olvidando su interior.
Estaba vació, se dijo, desde le inicio estaba así.
Algo le cubrió los ojos y en mi imaginación murió. 

¿qué es lo que piensas al mirar un cubo?

¿Los ojos azules también lloran?
¿No temen que se acabe el mar?
Los míos son del color de la derrota, no pertenecen a la  noche ni a la tarde, ni a la hierba, mis ojos son casi del color de la arena cuando está mojada o sucia, mis ojos son del color de la oscuridad sin luna. En cambio esos ojos azules parecen el cristal del fondo de los vasos, pero mil veces más puro, de alguna forma concentran lo que no dice el mar y yo me sorprendo, porque están muertos, no parecen sentir, no temen que se acabe su sal. 
encontré el deseo, tirado en el suelo,
le dije: tengo una caja, en el centro del lugar donde vivo, 
es de cartón, no es amplia.


se metió en ella, con gran dificultad,
la guardé bajo la mesa improvisada de tablas
y lo alimentaba a veces,
con lo que iba sobrando de mi hambre
un día, ya repuesto de su abandono, 
me miro a los ojos, salió de la caja desnudo,
lleno de impulso, 
hacia donde no podría seguirlo.


me quedé tirada en el piso,
con una caja
con mendrugos
con la cojera de saberme sin deseo.
el negro miró mis ojos
(no hubo más color en mi alma) 
nací de la axila
soy sudor
un abrelatas abrió los extremos de mi cuerpo
soy una gota
una lata con el interior
sin llenar
o quizá reposo en el estómago
de algún hombre
soy el césped regado con orines
 y la luna hecha pausa
sobre la manzana que enferma el corazón del tiempo de los niños
Ras/gar





Rasgar 

Rasgar 
incluso entre el sudor, en el lenguaje exhalado por mis poros
No tengo alas, tengo líos de moscas para descarnarme, para endulzar el paladar de la espuma sobre el vaho de lo podrido, no sé volar, pero se lo oculto a las demás aves, temo que noten mis muñones, que se sienten a querer lamer mi sangre y que al absorberla se abra el espacio del dolor que me pulveriza, esa vergüenza de gritar y gritar mientras sabes que te comen.

Las aves son crueles, son los animales más terribles, conocen el cielo pero no soportan no devorar a quien se les presenta, a quien no nace. Se comen los huevos de sus nidos, se roban las crías, graznan iluminadas con la sed de sangre; me ven distinta, bailan en torno mío, quizá lo notaron desde hace años, pero siendo pequeña no podrían consumir más que un trozo mínimo; danzan con graznidos y el grito se atora en mi pecho, en la garganta que asfixia mi propio aire. 

No tengo alas ni vuelo, soy dos muñones, dos trozos de aspas, un conjunto de moscas 
ocultando lo gris de mi resplandor. 

El atardecer ciega y quema más, en el nublado de su cuerpo, que la luz.
...día de huir de abrirse paso entre las telarañas, de mostrarse en el espejismo de lo que las estancias suelen ser. Salí a morir como lo hacen las entrañas de la tierra, salí a morir y los amantes no notaron la tierra de mi sepultura sobre la piel, no supieron del lodo que acompañaba mis orificios, ni que hay días como estos en los que busco los vicios para no escribir, para no desarmarme en la letra que empieza a deformar mi carne, mi verdadera carne, ese polvo que pica, que sume todo y me deja sin raíces ni posibilidad de regresar a lo estable, a lo cuerdo de compartir mentiras que suman realidades, eso ya lo dijo otro, esa suma ya la realizó algún otro en su cabeza y las telarañas de mis libretas me dicen "entra, llega hasta el fondo, no temas respirar, sumérgete" la cordura no es para mí, pero la locura es tan real que me parece imposible. Creo que quiero ese sonido de gota repetido sobre mi cráneo, otra vez sonar y caer y sonar y caer y sonar y caer, hasta dejar que la ruptura de mis estancias de mis ojos, de las pausas sobre el vació que me conforma se estanquen en derivaciones oscuras de labios cerrados, exiliar la palabra, que las telarañas no me atrapen antes, justo antes, de que la luz de la muerte se convierta en mí. Salí a morir y regrese, sin notarlo, a casa, al cuarto desde el que escribo en esta libreta no-libreta, estoy aquí, me hundí hasta el fondo, ya no sabré que es salir hasta que el suicidio me llame con su gelatinoso encuentro sin aire...  
esto es lo que deseo, no digo mucho, no soy ella, no, si lo soy, soy su cuerpo, su limite, esta obsesión por los bordes que, en su esqueleto, son piel y pelo que cubre la cara y luego una situación indiferente, un poco contenida en la noche, en la luna que amarga el agua que bebemos antes de sonreír.

miércoles, 7 de julio de 2010

Sólo pensaba en un idioma
por eso era imposible amarte
traducir los labios y las caricias
las frases con las que terminabas
por cerrar las noches
sobre nuestros parpados.
Sólo  hablo un idioma, aún ahora,
el de las personas resignadas al adiós.
Aunque no veas lo concreto de esta línea
en mi cuaderno para el corazón
siento que aún permanecemos en la calma
de la lengua que compartimos: 
la desilusión. 
Que se mueran los sentidos no sentidos y los oleajes de los párpados, o quizá sea imposible, morir lo que se desea, asesinar el vientre de los abismos y luego sonreír, con el ardor en la piel de quien se ve descubierto, en una desnudez semejante a la del cuerpo, a la de lo interno que se hace nube.

Imágenes nuevas

Pensaba que las imágenes eran mentira, recuerdos en la memoria de un viejo , luego hice un viaje a través de los ojos de una mujer y descubrí que los recuerdos tenían una eternidad aún tangible, que no sólo eran del viejo que escupía por su cámara paisajes desconocidos ne mi contexto.

nuevas palabras





No hay imágenes ________________estoy ciega 






Quiero llorar, soy sal.
Aquí ya no hay más formas, todo son labios con costras y voces que se repiten en el desvelo de la desilusión, quiero seguir un corazón y mi corazón es sólo polvo, no sé que hacer, este camino está roto, como los cables de luz que trozan las calles y me alejo de la palabra y del silencio y del adiós a las cosas que guardan mis entrañas y mi memoria. Estuve ahí el día del diluvio, recibiendo el frío en mi cuerpo, estuve ahí el día en que me quedé incluso sin frío y el día e que decidí renacer y sólo renació la ciudad, estuve ahí y estoy aquí, en un borde inexacto, en la costra de pan que ya no contiene ninguna sonrisa. Estuve también en su cuerpo ¿ese es el misterio, no? el misterio...
esa palabra no me gusta, no me gusta ya ninguna, estoy atrapada y soñé que estaba atrapada y mis pasos y... todo esta cortado, en trozos irregulares, en formas que sólo se entienden viendo el cielo partido en alambres que contienen luz aunque son oscuros
Mis ojos arden, piedritas me raspan el interior de los parpados, pongo coma y es punto, sonrió sin labios. Mis ojos se cierran, quiero llorar y soy sal.

martes, 6 de julio de 2010

Este es mi último silencio, el nudo de garganta antes del llanto,  el sitio sobre el que desconocimos el amor
ya no soy obscura y por eso necesito un fondo negro

lunes, 5 de julio de 2010

¿A dónde me desangraré ahora que no estás?
Soy una de esas mujeres que encontró al hombre de su vida y lo dejo ir... por eso me río con el espejo cuando se entristece mi cara
la sangre se hace transparente y el dolor de nuevo es una invención del inconsciente

domingo, 4 de julio de 2010

siempre estuvimos cerca
no hubo puerta de separación
sólo unas gotas de ceguera al encontrarnos 
Siempre pierdes lo que creías tuyo, está en tus manos y luego volteas a donde no hay nadie, lo pierdes, la palabra ya no es tuya al terminar de hablar ni al escuchar la frase completa, nada está en ti o para ti o por ti y la eternidad se hace pesada, como una gota de sangre que coagula, en los resquicios de tu necesidad de poseer.
Repito mil veces esta canción, ahí estás guardado, tu piel aún se extiende y se mezcla con la mía, tus labios son la condición para no dejar que la cordura regrese, afuera hace calor, adentro los desiertos se empapan; el nunca parece repetirse cerca de tu ombligo.
Hay, en la textura de los encuentros, una especie de aroma que nubla los espacios recorridos. La necesidad de recorrer nuevamente la respiración agitada y el mundo de tus ojos.
A veces te pierdo, en esta necesidad de tu piel. 
El deseo nos transparenta, nosotros somos el sudor sobre su carne y la sensualidad se nos cae, no es que nosotros queramos ser vencidos, más bien esperamos quedar exhaustos, los espejos dobles, los pechos latiendo y la temperatura a un mismo nivel, siempre una lengua, una idea de eternidad que se hace efímera en la piel que extravía nuestro propio olor, ya no sé de que hablo, sólo sonrío, quizá es necesario volver a dormir.

sábado, 3 de julio de 2010

Todos saben ya como es tu cuerpo, irrealidad
¿Cuál es el rumbo de la comodidad de estar sola?
Añoro respirar sin extrañar la pausa de una sombra que se me hace polvo, creo que me gustaría tener el audifono del silencio pegado al hueso, formularme como algo nuevo y poco claro, una especie de yo más horrible,  más cruel; barata idea e imposible, yo ya no soy lo que era, ya no pongo ninguna definición en donde dice: ¿quién es usted?
Sin embargo me esfuerzo, no sé si alguien lo nota, por llenar todas las casillas, por terminar antes de que  la vida me arrebate la hoja, antes de que ya no haya nada por lo cual arrancarme la duda de si mis respuestas estarán bien o mal, si se me calificará tomando en cuenta esas cosas que los otros simplemente han omitido o si mis omisiones son más grandes.
No lo sé.
Soy yo, soy una mujer, extraño a alguien cuyo nombre siempre está oculto, soy una confesión a medias, busco fotos que lo que no soy, en ellas encuentro lo que fui, nadie observa la horrenda forma que me forma, la vida que pulsa de manera asquerosa en mis venas; algunos pocos, no ciegos, conscientes, me miran asqueados, se los garadezco, no soporto las imagenes que son yo y que no son terribles, no, porque me da miedo, no, porque de alguna manera espero haber terminado con ese viejo ombligo de perfección. 
Soy yo, soy esta imitación de sin-sexo, sin-sentido sin-nadanuevoquemostrar,  sin-valor
Soy yo, esta cubeta de agua estancada, esta imposibilidad de volar, esta gruta de olvidos...

Juego en un mundo con roles establecidos, la hoja no tiene lo que preferirias ser, de ser así me aceptaría como un trozo de papel, como el rastro de perfume que acosa el olfato de Diana, como el recuerdo ede un padre dentista en el cuadro de la sala de Marcos. 
Leo otra vez
Mi nombre
Mujer
Edad
No soy eso. Toda yo es una falsedad.
Hablo sobre cuanto extraño, sobre mi necesidad de volver a la calma, en mi soledad, al silencio que mecia mi cuerpo con caricias y no con desdicha, quiero volver. 
El tic -tac se activa otra vez, lo hace hasta en mi mente, el lápiz quiere romper su punta y renunciar.
Hay un nombre en la orilla derecha de mis labios.
Hay un nombre que permanece en el olvido de mis manos.
El tic-tac se activa otra vez y mi calma no llega, era una cita, una reunión importante, la voz de un mercader, el tráfico de las tres, era cualquier pretexto lo que nos alejó, y mis manos hacen que la página se multiplique en tonos-tristeza.
El final se acerca y no alcanzo a volver a mi paz.
hay acordeones en mi mente, largas filas de sonidos embistiendo los recuerdos que se hacen polvo, es un puente, veo un puente sobre la muralla que da al mañana, es momento de sembrar nuevos rostros en la profundidad de mi ignorancia.
No hay garantias

ni espacios

ni certidumbres

no hay nuevas vidas ni oportunidades

de pronto ya no escucho, estoy suspendida y el aire se resbala por mi espalda, por la joroba de los sueños vertidos en infinitos

de pronto ya nada pesa

veo que hasta el paraiso esta dormido.
esto es un para siempre, los parasiempres no se rompen  a la mitad de una ola, nos cocemos en ellos, mientras el mundo rueda la soledad nos va construyendo, sin sonrisas ni opciones.

viernes, 2 de julio de 2010

la reacción de los nudillos
no
una sonrisa
explorar en el deseo
y luego dejarse sobre la cama de arena
el costal alumbra a ceguera - de golpe y sudor-
la mano arde bajo la venda
lloro
Me he quedado sin palabras, te dedicaré mi silencio....
Me he quedado sin palabras, te dedicaré mi silencio....

jueves, 1 de julio de 2010

Escribir es el nuevo fin del mundo, no quiero hacerlo, no me interesa, mis ojos y yo preferimos las intensas lluvias sin forma, la nube sin escenarios. El sueño sin final.
el tiempo que pobló mis primeros pasos
Despertarme, verte ahí, saber que sólo quieres espantar mi sueño y después dejarme sin ti.

miércoles, 30 de junio de 2010

las imágenes de los ayeres se reúnen sobre tu cuerpo.
y el mío siente frío lejos de tus brazos, tatuajes de calor y beso.


pura chatarra 
la boca abierta de esta mosca
grita vómitos de amor. 
Todo se oscurece en este vientre.
incluso el corazón 
que repite los ecos
en los que el desvelo
es anfitrión.
De alguna manera siempre supe que no había sido creada para ningún hombre, que tus caricias eran polvo en la superficie de los muebles y que lo que me quedaba de silencio debía servir para alimentarnos a ambos. Mi construcción no tardo tres días,  ni siquiera dos tardes, siempre estuve en las orillas del agua, mientras los engranes formaban alguna función en los otros humanos, o el vapor les daba alas en la tierra. 
No dejo de pensar en ti ni un sólo minuto.
No dejo de pensar en ti ni un sólo minuto.
No dejo de pensar en ti ni un sólo minuto.
La frase se repite, la mentira se acumula en los tejados, te creí, por eso gotean mis ojos. 

Tirar piedras 
tirar piedras
tirar
un trocito de nuestra imaginación 
por la borda de los barcos atrapados en el interior del jardín de las sombras
en la ciudad 
Hay que escribir en dos fases, en dos ramas que al final se unen y sin embargo siempre terminan en el insomnio; hay que escribir la propia vida, con acciones y actos únicos y repetitivos, hay que aburrir al lector con los saltos de años, con la selección de escenas o mejor hay que divertirle mostrándole nuestra miseria.
Hay que escribir y yo sólo pienso en arrancar la hoja del libro y dejar incompleta la historia, en quemar el final y conformarme con la incógnita de lo que pasará mañana.... si es que hay algo que pueda pasar una vez que el papel se extinga.

domingo, 27 de junio de 2010

Entrega de documentos, a las once
sin inspiración, arrastraré mis pasos a la segunda puerta
y saltaré a algo peor que el suicidio,
a la oportunidad de vivir con orden
pero sin felicidad.
No hay metáfora más cruel
que la que substituye la muerte con la vida
sin dejar por ello el mal hábito de la respiración.
El pez nadó en la transparencia, mientras el aire secaba su movimiento, de tal manera que todo se conectó al redondo abismo de la boca de la pecera que se rompió con el grito de la inutilidad de seguir siendo. 
Los nudos de los abismos de la carne de la despedida, son otra manera de contemplar los ejes sobre los que se construye un doblez en la palma de mi mano.
Este es mi último silencio, el nudo de garganta antes del llanto, la alfombra sobre la que desconocimos el amor mientras la noche unía nuestras manos.

martes, 22 de junio de 2010

A veces el periódico y la televisión me aburren, entonces me pinto las uñas de rojo y espero junto a la ventana a que el viajero de mis sueños entre, a que rasgue la casa con sus risas y que la danza nos consuma en recuerdos cargados de añejo acento; espero mucho, lo sé, tener un amante ya no es como antes, tener una vida ya no es como antes, extraño el ruido de la familia, los conflictos que terminaban en el oido ajeno a estos muros, el placer de besar sin tiempo, el tiempo en que mis arrugas no deteruioraban mi edad
si el cementerio fuese un cuerpo no preguntaria tanto por las cavernas que llevan a lo interno de su espacio femenino, como lo haria por las rodillas gastadas en tropiezos, en columnas de lágrimas desvaneciendo la figura que podria recordar el espejo.
Tenías planeado engañarme, pero desnudo no pudiste ocultar a la mujer, esa otra, que gobernaba tu corazón
El día de mi cumpleaños decidiste superarme, te fuiste algo más contento que de costumbre por la puerta del adiós.
el sexo es la guillotina que corta la luz de la lampara del fondo
el ojo de la venganza se despega de mi espalda, yo he elegido dejar de causar estragos en el tiempo y a cambio de su caída he firmado la renuncia de mis sentidos, no quiero avanzar y es tan sencillo, sólo el agua sabe a donde caen los ríos del mundo cuando la tierra es un ojo cerrado en el espejismo de maderas, de bosques, de cuerpos humanos arremolinándose  en torno al humeante instinto de perecer.

lunes, 21 de junio de 2010

tengo ganas de escribirte, doy un trago
tengo ganas de besarte, doy un trago
entre trago y trago te vas desvaneciendo
eres todos los hombres
quizá hasta alguna mujer que guiña el ojo con las postizas cayendo;
te regalo mis piernas,
mis labios, mi tiempo en el basurero,
da igual que ahora piense en ti,
si tu rostro ha sido carbonizado por el alcohol que me bebe;
siento como me bebe, como  anuda los extremos de mi piel
y quema  la llaga de mi  garganta al pronunciar tu nombre;
tengo ganas de tocarte y de perderme en tus ojos,
de escuchar con mayor volumen la canción que me desvela
pero doy un trago y el tiempo se acuesta
en la cama, conmigo, se ensambla en mi hombro,
les grita a las soledades que él consumirá mi vida
mientras le digo que no eres tú, que ya estoy muerta,
que me deje con el trago que poco a poco me duerme
en el olvido de estar despierta.
El inicio siempre es un grumo en el sueño de la herida, me da miedo, lo aceptaré, no temo que los otros miren mi rostro ni que los espasmos se hayan reunido en torno a la sonrisa de lo que en realidad es una lágrima, quizá  me asusta la oscuridad de su sonrisa es, después de todo, el símbolo de la muerte el que esconde su pecho en la tristeza.
la mugre que taladra mis ideas
El azúcar es polvo en los labios
y el color se extravía en esa sensación de suavidad
generada en el acto de probar.

De alguna manera necesitaba robarte el aliento,  así que compré un gato y lo dejé al cuidado de tu alergia, en esos tiempos hablar de "soplo"  era expresar la vida, entender aquellas cosas que nos dan movimiento y resumirlas en esa forma, en esa palabra que recopilaba fórmulas también sencillas si lo pensamos bien, cinco letras no son demasiado, pero eso ha pasado y ahora "soplo" no es mucho, quizá el aliento de lo que amamos o el del frío que de alguna manera no nos deja libre la espalda. El gato hizo bien su trabajo, tú no dejabas las fiebres, la cama, los dolores, e intencionalmente no dejabas de olvidarme, de comprender que nuestra vida juntos fue un error, una simple transición entre dos estaciones. Esa tarde, antes de que la pelusa se colara por los eslabones de tu cuerpo, originando que el soplo se te escapara por la ventana  a la ciudad, emprendí tristezas sobre la nada y comencé a seguir tu ejemplo, a morir en el transcurso del arte de olvidar.
A veces el amor no se toca el corazón, otra vez me desangro por tu nombre, por ese papel escrito que te hace ser tú y que  jamás me pertenecerá, otra vez estamos sentados en la orilla de la necesidad de desconocernos, otra vez en esa foto, rumbo al olvido de tu tiempo... mis ideas son dispares y ya no espero, ya no quiero que mis lágrimas repitan en onda tras onda la idea de que jamás es jamás por siempre.
Los enlaces con la muerte son siempre intuiciones sin claridad

domingo, 20 de junio de 2010

La espuma que resbala por el eje central de mis labios, es un enunciado que planeaba atravesar tu pecho.
Hay un animal, en el interior de mi cuerpo, que desgarra mis paredes y que se viste con las  vísceras que escupe mi sangre cuando aún está cruda, antes de que el aire le cueza y le deje hecha el coagulo sobre el que la sombra del animal estampe su huella.

sábado, 19 de junio de 2010

me dedicó la canción de las tristezas, 
pero yo entendí que había un corazón flotante
lleno de ternuras
me dedicó una postal de ayeres
que creí mía
 hasta que la lluvia, mar de aire,
me hizo despertar sin sueños. 
no hubo más que tres palabras y un trocito de silencio.
quizá fueron los pies en la arena
la ciudad tiene mucha
y los encuentros son fugaces
como la felicidad de los ojos
antes de despertar al engaño
los labios fueron de un lado a otro
las mariposas murieron en el último jueves del mes
la contaminación les fumigó
y los besos pasaron al resto del cuerpo
a las manos descubriéndose cerca.
ya no recuerdo esas palabras,
- sólo el silencio -
en la ciudad hay arena que cubre las huellas
los recuerdos son fugaces sombras
que siempre habitan el espectro rojo del ojo
el crujir de las verdades al ser repasadas
ya no hay vegetación ni labios
las manos atadas a los lados
nos dejan esclavos de la imposibilidad
de saber el inicio de este final.
Llevaba en el pecho el mordisco de las olas y en el labio la sal del mar
estaba a la orilla, sentado, mirando los horizontes que se disolvían
y la lluvia se volvía estrellas en la sombra del rumor
de un exacto en el que se rasgaban las vestiduras del agua.

Tuve un hijo bastardo con ese hombre,
un pequeño crisol de ansiedad y penitencia;
sentí muchas veces la carne de su cuerpo
en palpitante esencia sobre la pesadilla de la soledad,
que estanca, en los parpados, las lunas eternas de la tristeza.
Luego de formar un cuerpo nuevo
un sin nombre que bebería, de mi cuerpo, las sonrisas
descubrí que  llevaba la barbilla de su padre,
la mirada de alguna abuela que mecía el viento
y los pies imposibles sobre el suelo.
Este hijo le enmarañó el pelo de canas,
se mudó a las ciudades en las que el alcohol poblaba los anuncios
nos hizo ancianos y devoró las ilusiones de nuestros ojos
caídos en otoños de compañía ilustrada con silencios.
Tuve un hijo bastardo de ese hombre, un hijo que murió
cuando él abrió los ojos y se encontró
con el amanecer y conmigo;
la desilusión le borró la mirada, dejó de construir nudos
en los espacios del horizonte falso, en el que nacía un trozo de sol.
Pasó de largo la mirada, sabiéndome invisible, desconociendo
que en alguna fotografía estábamos juntos
formando un cuerpo ajeno
una manera de consumirnos en tiempo
un bastardo que sólo tuvo una noche
como pretexto para caminar sobre la tierra...

Sigue mirando el subterráneo trozo de azules,
ese que se mezcla con la claridad del aire, ese que emerge
en un grito, como una herida de la tierra,
lo contemplo mientras se ausenta...
La ternura se explica cuando no se buscan definiciones y una mirada se escapa de los párpados interiores, esos que se encuentran lejos de la luz de la mirada y que incrustan la necesidad de amar a otro aún cuando esto sea, en el último de los casos, innecesario. Lo poco fructífero de esa palabra siempre resulta en lágrimas con formas de actos avocados en los momentos de debilidad. o quizá ese es el resultado, la posibilidad de agradecer y de generar agradecimiento en eslabones de grados menores hacia esa gente que ha pasado y no volverá.
El amor a veces es una explosión que dilata todo cuanto existe en el mapa creado a manera de cuerpo, pero no siempre es suficiente  como para crear nuevas constelaciones, para emerger de la oscuridad y volverse bombilla; el fango a veces también es despedida del silencio; y el sexo un consuelo que sólo se relaciona con la necesidad para encontrar a otro y descubrirse humano, es compartir los secretos de las manos y los cuerpos; los rincones que se llenan de fango o de amor o de víscera sin resultados a largo plazo.
El amor a veces es imposible, aún cuando le tengamos tatuado, se vuelve fantasma en el recuerdo,  una gota de rabia negra en el labio sangrante de la necesidad de recoger la bebida, que el sudor dispara en moléculas de excitación y feromonas.
El nudo de la vida se estancaba en el hondo espacio de su garganta, llorar a veces es imposible. o quizá son las nubes del camino lo que provoca que no existan sensaciones, no intensiones de usar los ojos para algo que no sea mirar el futuro. Sus manos temblaban, sus pies eran una inteligencia aparte, los focos se apartaban de la luz que provocaban y las espinas de la piel se alarmaban por el frío que corria a raíz de los poros del mar del recuerdo.

El nudo de la vida se estancaba en el hondo espacio de su garganta, llorar a veces es imposible. o quizá son las nubes del camino lo que provoca que no existan sensaciones, no intensiones de usar los ojos para algo que no sea mirar el futuro. Sus manos temblaban, sus pies eran una inteligencia aparte, los focos se apartaban de la luz que provocaban y las espinas de la piel se alarmaban por el frío que corria a raíz de los poros del mar del recuerdo.

viernes, 18 de junio de 2010

Aunque todos te llamen muerto  escucho tu canción en mí cabeza, el rumor de tu voz envuelve el grito de las aves y hace que las tardes se tiñan con una sonrisa

enamorarse

sentir esa sonrisa estúpida de cuando la ilusión te pinta satisfacciones
El inicio del péndulo fueron lágrimas.

jueves, 17 de junio de 2010

Conejo-tristeza

Mi tristeza se volvió conejo,
se mudó al interior de los plantíos de alfalfa
y se dedicó a mirar la luna,
a formar senderos por los que el agua de riego escapaba
para jugar a mojar su pelambre
Era un conejo pequeño, de orejitas cafés,
un día volvió a casa, encontró las rejas abiertas
buscó su origen en la habitación de puerta negra
no supo que los colores mas suaves
se desvanecían al cruzar mi amargura
ni que los perros despedazarían su fragilidad;
lo encontré muerto
lloré mi tristeza, lo hice con tal fuerza
que sus descendientes abandonaron el campo
y  decidieron cubrir mi corazón
para que no muriera de frío.
No te diré que te amo, eso es obsoleto, pero tampoco intentaré cambiar lo que ya escribimos, prefiero, de alguna manera, enviar botellas al mar y desmembrar lo que queda de tiempo, esperar el rescate, dejarte atado a la piedra que azotan las olas, o quizá empezar a desempacar en el departamento las grutas de un nuevo edificio.
Algunas palabras se acuestan entre los mechones de tu pelo y pienso en absorverlas o en soplar y observar la manera en que se elevan hasta formar un diccionario de nuevos encuentros, es un sueño, mañana vence el boleto, los regresos son inminentes y el olvido se estanca en las pestañas de este amanecer en el que el silencio se ha apoderado de mis labios.

miércoles, 16 de junio de 2010

Las flores tienen espinas que les atraviesan las gargantas,  la pus de la boca  es  palabra salada,
el camino que tomamos está siempre frío, teñido de viscosidades que enuncian algún amanecer;
amarillos hilos que embarran el horizonte con los pasos que vuelven verticales las figuras, enumeración 
del mundo que resbala de la boca de los viejos, esos que se sostienen del tallo de las flores
de la sangre que resbala de los pistilos y son  el equivalente al pasado que borra nuestros pasos, 
al concierto de arrecifes en la costa de las palabras que envuelven la boca con silencios.
Ninguna forma surca ya el rostro de la costra, ningún reflejo se adentra en la intimidad de la superficie que se guarda.
No pasaría nada nuevo si te mueres,
las horas contarian por horas
los litros por leche
las monedas por hombres
y el cabello de los calvos
seguiría siendo un romaticismo estúpido en mi mente,
Te he enterrado mil veces,
el anillo de viuda ya se ha vuleto mi carne,
como encarnada como vestimenta
me forma con los huesos de su ciclo.
No pasará nada nuevo si te mueres
le pediré al tiempo que se detenga
firmaré  versos y el cierre de mis ojos
con las cursilerias dementes
que se esperan de una mujer agotada.
Luego el mundo dará un giro inesperado
yaceré en la tierra,
sin convirtirme en tu equivalente,
con la consciencia de que no pasará nada el día en que yo me muera.
En las ciudades debería haber más hombres, menos escritores, jugadores,  cantantes, en las ciudades debería haber más mujeres y menos neuróticas y todos podríamos desnudar las heridas y perder con perdedores sin sentir que hemos sido defraudados, en las ciudades no debería haber tantas esperanzas pero si posibilidades...
la manzana calló, no deseaba hablarte, allá, en el tiempo de las ramas, no existían palabras, sólo los rumores del viento que son caricias que enrojecen la carne,  que entibian las estructuras por las que la piel se siente seducida, no hay ortografía ni voces ni oídos, sólo hojas que nutren de sensualidad los abismos en los que el agua se va acomodando entre la pulpa.
Mujer eres tristeza 
por eso se ocultan tus genitales, 
de lágrima en lágrima han ido escondiendo los placeres
para que no te los arrebaten, 
sin embargo tu cuerpo dice que la señal está en la dirección equivocada, 
que has dejado una gruta a tu morada, 
un puente que alcanza todas las latitudes. 
Tus ojos están siempre inquietos, 
sólo los ojos de las mujeres-muerte no se mueven, 
callan,
sólo esos labios no lloran palabras
ni buscan calor.
Pero tú, estando en vida 
intentas inmiscuirte en el corazón de lo que amas

Mujer eres tristeza, 
por eso se oculta en tu cuerpo el momento
más largo del mundo
y tu empaque se arruga 
de días formados de melancolía.

nos sentamos bajo los árboles


no quiero que corrijas los errores de mi cuerpo
sólo quiero un instante bajo el soplo de tu tristeza
o que tus ojos consuelen los nudos 
que van preparando el cielo y las humedades
del silencio 

los charcos son los abuelos 
de donde el barro comenzó a ser vientre
y nuestros ombligos se conectan con su fondo
mientras miramos el horizonte sin salida
en el que la lluvia une los labios 
de cielo y tierra
de nubes y montañas
tu voz se estanca en un parpadeo
no quieres que corrija los errores de tu cuerpo, 
sino un conjunto de caricias
un escondite en esta nada 
que nos alamacena
sobre la tierra 
que será la sábana eterna de nuestro luto

las manos, como los cuerpos,
se encuentran bajo el frío
mientras  los árboles agitan el cielo hecho nudos
y los segundos  alargan sus ramas
formando  eventos que se pierden
en memorias que culminan 
en el momento en que nuestros cuerpos estaban bajo
el árbol que aún habla de su tiempo

Hace frío sobre el asfalto en el que he plantado mi corazón, es sábado, no hay movimiento, algunos grumos de tabaco inundan el ambiente, los labios de las mujeres crecen zapatillas en los cruces y los hombres convierten sus zapatos en segundos que escapan del filo de los dedos.


Ya repetí esta escena, soy yo quien se repite, soy yo frente a tu recuerdo pintado de grises.
Yo también desconocía esta palabra, llenaba con afasia los minutos de espera y luego me desmoronaba en las inclemencias del tiempo.

martes, 15 de junio de 2010

las puertas de tus ojos son sal
algunas están rotas.
he pensado en cocerte, con un poco de agua, con un trozo de inseguridad y luego vaciar en el molde de las muertes los equivalentes de tu voz.
No quiero tocarte, una de mis manos es más rápida que la otra, uno de mis cuerpos está más muerto que el otro, cada parte de mi imposibilidad de ser semétrica resulta en los esturnudos en los que la carne vuelve a ser gota en el aire, en el afuera de la cara del hablante con el que no nos interesa intimar. Pienso, justo ahora, en recopilar todos los referentes, en volverme la gris estampa que nutre el suelo, si, estaría bien, podría verme en los espejos, no soñaría contigo, sería tu dueña, ahí va otra vez, esta idea de tomar los recipientes y marcarles mi nombre, sin entender que algún lápiz que estaba marcado no vuelve porque nada es nuestro. Estoy desvariando, seguro, tú tampoco serás mío.
El chiste es que no quiero tomar los referentes, no para usarlos y mirarame en los espejos, los quiero para ir y tirarlos sobre tu rostro, sobre las puntas de tu hocico, ese gran agujero de ilimitadas salivaciones, de tal forma que no se condene mi cuerpo ni mi caracter, de tal forma que siempre sea libre.

Probablemente te extrañe, he planeado llevar alguna imagen tuya, una palabra que me recuerde porque pensé en renunciar a mí a cambio de que te quedaras,
Hoy no escribiré nada, prefiero que me pueble el silencio

lunes, 14 de junio de 2010

Se caen los dientes de las flores y en ningún lenguaje se toma la rodeada calma de la playa bajo el liquido que baña la lengua.
Hay cristales en los ojos, verdes y tristezas
que no saben lo que mira
el cielo cuando su rostro cae
en un derroche de oscuros
que suman el sudor de las pausas
que algunos hombres van gritando
lo raro se suma a la corriente
y ya nada tiene significado
no son los sueños
son los silencios
que se amontonan uno
sobre todos
hasta formar la ultima capa
de preciosa oscuridad
ya repeti esa palabra,
pero el cielo no se repite en ningún lugar
esta en el ojo que lo encuadra
en el parpado de quein
comienza a llorar
se suman las hileras
en las que se crea la cuidad
todo es un campo de nubes
alrededor de la ojera
que escribe en mis dedos la
palabra oscuridad.
Si, tuvimos miedo y por eso nos arrancamos la carne, por eso nos empaquetamos en dobles siluetas, nosotros también éramos panes desmembrados en migajas y huíamos de palomas que generaban círculos de viento, luego nos gritaron cobardes, mientras las olas rasgaban el silencio y lo volvian guiñapo, nadie lamento nada, ninguno de nuestros suicidios, lloraban por las cosas que no aclaramos, por la muerte no anunciada en una tarjeta, con un mes de anticipación, por la ropa y el suelo y las manchas por esas cosas que uno no perdona cuado la meta es fingir ser feliz.
Tuvimos miedo y ahora, lejos del juicio de las manos, somos libres.

domingo, 13 de junio de 2010

Lo pensé bien, me dije, y decidí no salir a jugar bajo la lluvia, el desnudo de tu cuerpo me asusta, porque la carne es caracol y encierra alguna idea ambigua, no apta para mi mente perturbada, imagino que sabes a qué me refiero, prefiero pensar que lo sabes, no estoy dispuesta a explicarte, a caminar contigo/conmigo/con nosotros en las aceras del centro, ni a verte en el espejo convertida en un trozo de realidad que esboce todos mis temores con una insípida sonrisa.


Quiero cerrar los ojos, como lo hacen los muertos y dejar que mi cuerpo vague en direcciones sólidas, en espejismos de aberrante luz, quiero que la luz devoré tus espacios, que tu cuerpo se haga cuadrado en la libreta en la que un niño empieza a dibujar una letra, o que seas el marco de la ventana, algo que no estorbe pero que tampoco luzca, en resumen que seas un trozo de papel con forma, que el viento te lleve a donde mi consciencia no conozca, mientras el agua cae desde el cielo y me animo a salir a cantar.
Si te odiase viviría para ti, no comería sin imaginarte muerto, no pasearía las tardes lluviosas sin imaginarte atropellado, no viajaría en transporte público sin desear que caigas, que los semáforos conspiren a cada paso que das, que tu auto se descomponga o que tu caer, en la banqueta, resuene con unas gotas de tu propia sangre; es más, no dormiría sin pensarte tirado en alguna banqueta, orinado por los borrachos y los vagos que odiarían y escupirían tu cuerpo con la misma saña con la que yo lo haría. Pero no te odio, no, por eso no te dedico ni un segundo, no me importas, desconozco el nombre que me dijiste la noche en que nos presentaron, recuerdo vagamente tu figura, tus ojos, tus labios. O quizá no los recuerdo, pero intuyó la imposibilidad de su carencia., es eso, sí, por eso no entiendo, querido personaje: ¿cual es el motivo de tus quejas?.
Paré mi carrera de angustía y me subí al tren de azules moteados con gris, le dije a mi hermano que cerrara la puerta pero los sueños siempre están abiertos a los curiosos, así que nombre tres veces al visitante que quería, apareció y le pregunté sobre mi desvelo, en lugar de responderme fue desapareciendo mientras los ojos del hijos de mi enemigo se dedicaba a identificarse con mi basura.
El problema de estos días es el mismo que el de todos, su relación con los ojos es aberrante. Alcanzó a decirme el invocado. Lloré un poco,  el hijo de mi enemigo se bañó en perfume, se puso camisa, me invitó a darle la vuelta  a un parque sin gracia en el que sólo una flor morada servía de fuente, estás desvariando, dijo cuando intenté alzar la mirada, pero supongo que yo también lo hago, sonreimos. Me habría gustado compartir ese sueño con otro, pero no fue tan malo. Detuve mi oido en el interior de su corazón y descubrí que también latía, quizá fue por eso que metí la mano y le saque los ratones y la rueda y los dientes que mordian su interior.
Si mi enemigo nos descubre nos matará.
Que gracioso, ahora quiero gomitas, nunca me gustaron pero quiero unas y que el tren llegué al puerto en el que las palabras se vuelven alas, y las alas nos poesen, casi hasta consumirnos, hasta obligarnos a volver a despertar a la mitad de un vuelo. Mi hermano toca la campana, debo marcharme, sobre todo ahora que sé que todo se relaciona con los ojos, que las mentiras son convicciones hechas imagen.
"Siete noches esperamos justicia, dijo con sus ojos de plato"
La maestra saltó sobre la lectora, ningún hombre tiene ojos de plato redondo, lo recuerdo aunque en ese tiempo iba en la secundaría,  no se me ocurrió voltear ni decir nada, a mi me gustaba el cuento, pero a la maestra no le gustaban los platos redondos como ojos;  me reí imaginando ojos redondos, redondos, redondos, redondos, como el cuerpo de los pozos cuando uno  sólo puede recordar su entrada, aunque también hay pozos de boca cuadrada y los ojos no son redondos, tienen formas raras: para mí ojos de plato era suficiente, para la maestra tenían que ser redondos y esto que escribo no es consistente ni relevante, el cuento era de un hombre que pasa sed y hambre, un hombre viejo y pequeño, lleno de arrugas, que lo pierde todo y al final se queja de esperar justicia mientras los otros se burlan; sentí algo de tristeza y la maestra se sintió preocupada porque los platos dejen de ser redondos y se adapten a los ojos. La chica tiene dieciséis años, sus chinos se deslavan un poco por la pregunta de la maestra que insiste en ponerla en evidencia frente a todos, sostiene su cuento, nos mira, su nerviosismo se aspira rápido, ha pasado varios dias planeando esta historia, ha dormido poco y nada vale, los ojos del hombre no podian ser semejantes a platos, su hambre no podía ser hambre y la justicia por la que rogaba no encontraría eco en ninguna maestra de secundaria. Los cuentos para niños deben ser felices.
La maestra le ordenó leer una vez más: "Siete noches esperamos justicia, dijo con sus ojos de plato", la voz de la chica fue interrumpida por la maestra que, molesta, la reprendió una vez más. Quizá esperaba que, al leerlo por tercera vez, la historia cambiara, pensé mientras veía por la ventana, el cielo se iluminaba, la vida era un evento nuevo, en el que algún hombre con ojos de plato se sentaba a llorar tras no encontrar justicia.
Yo ya lo dije, roí tus labios,
 ya lo dije, castre tu entepierna
no soy un verbo regular ni una palabra
más bien una compilación de aguas estancadas
que se nublan bajo el techo de alcantarillas y tierra.
Las ratas jugaron stop
en el jardín de infancia
justo unos minutos antes
de que mi boca escupiera tu cuerpo.
Las constelaciones de odio me rodean,
soy un cuerpo que no está despierto.
Este lugar no almacena recuerdos, sólo da paso al olvido, es una herida como muchas otras, con un color algo salado en las orillas y un centro/corazón/ sin migajas para compartir con los necrófagos que vagan por el centro, cerca de los parques, de las iglesias, de los niños y los viejos.
Alguien tuvo la torpeza de poner un tapete frente a la puerta, de sumar al peso de la luz de las ventanas largas cortinas, de forrar con colores la oscuridad de los cuartos, y nadie reclama nada, ninguna voz torpe se reta  a sí misma en el vacio; faltan los espejos, si no hay una figura frente a nosotros es más difícil reclamarse, falta el resto del mundo, si no están es imposible el odio que nos da vida y mutila de manera simultánea.
Lo olvidaba, este lugar no almacena nada. Está hecho para que pase el olvido, es un brazo de viento que se cierra en los ojos de los vivos.

sábado, 12 de junio de 2010

Yo ya había visitado ese lugar y la mierda ya se había juntado formandome unos pies, seguramente no salieron más palabras ¿palabras, para qué? si el inicio es un fin que termina en el mismo basurero del que pretendimos salir, este es un camino que gira, un círculo de imagenes que te deja ciego, que te embarca en lo que no ves. Eres un rumiente, me grita un viejo, mientras me ve con cara de lujuria, y ud, mi estimado desnocido... ud. es...
El pasto se aleja, se lava las manos, los pezones son las puntas de las hierbas y los psicologos me dicen que estoy confundida, yo creo que tienen razón, que crecen los cimientos de este mundo, que se extravian los enjambres de nuestra imposibilidad de forma, estoy en la carretera, camino con mis amigos, un grupo de perdedoras que sólo quieren abrir las piernas y temen a infecciones subiendo hasta sus gargantas; no les digo nada, caminamos en hilera, los autos van a gran velocidad, ese es el chiste, viajar a gran velocidad, sin viento, sin amor,  sin alucine;  tengo sueño, pienso mientras nuestros zapatos se van cubriendo de arena, no la arena que evoca la palabra, esa maravillosa,  limpia, frente al mar que es todas las puertas de nuestra verdadera casa, no, esa no, sino la arena de un camino sin visitantes, la arena de los cansancios, del hastio, del odio, del vomito que masticamos cuando decimidos mirar nuestros propios ojos.
Nadie habla, las motocicletas eclipsan alguna luz, es de día y aún así las sombras no se esconden, no veo a los que andan en bicicletas, son inmunes a mi vista, aparecen, ni siquiera intuyo su presencia, siempre grita alguien: ahi, ahí, espera, el de la bici... y entonces, algo tonta, reacciono, es tarde o quizá no tanto, no logro verlos, son invisibles, ya dije esto, seguimos caminando, tengo el pecho abierto, un grupo de ideas en las manos, un trozo de tristeza que me cuelga y si sigo numerando será sólo que escucho los trenes y me dan ganas de acostarme, de ser durmiente y paso y estación y llegada final.
Ya había estado aquí, estoy segura, de algún lugar me tuvieron que nacer los pies, sólo que entonces el pasto era verde, y no necesitaba tragar mi contenido.

Lo olvidaba. Este final estaba resuelto desde que dije que era un círculo.
devoluciona el deseo mientras nuestras miradas roban las fronteras del mundo
Atribuí todas las tristezas a ese momento, a tus ojos, al dedo que apuntaba los diálogos de labios e instantes fumados con el síntoma de la luna.

Sentí ganas de desmoronar el espejismo de lo real, de caminar descalza y deconstruir con mis lágrimas la frialdad de las carreteras, de cerrar las autopistas con el dedo gordo y que las casetas fueran centros de memoria. De llevar los párpados de los muertos cosidos en los límites de la piel que me estorba de soledad y esperanza ; y luego entrar en el mar de verdes que se marchita bajo la tala, pretextos para no envejecer, para que nuestros nietos mueran perfectos, sin conocer la belleza de una flor, sin sentir el sol la lluvia el frío, la vida que se desplaza del arco de luz a la sombra.


Atribuí todas las tristezas a un incidente, en el que alguien mencionó que nací, y de inmediato comencé a buscar, entre los rostros, el exhalar del dedo que desdibuja los diálogos internos en los que el cuerpo extraña.
la humanidad cometió el error de imaginarse libre, de consumir, con sus manos abiertas, el flujo de los sueños de los demás hombres y pensó en vigilarlos, en llenar con estanques de nubes los mañanas acumulados en las esquinas, junto a escobas, junto a cadaveres de posibles finales sin tristeza.

viernes, 11 de junio de 2010

Se encontraron tres meses después en una galería, sus ojos no se encontraron mas si sus reflejos, en el largo espejo de centro del pasillo principal, ella llevaba un saco largo y él el frío en los huesos, esa mirada clásica, el deseo dibujado en todos los poros del cuerpo (aunque escurriendo agua), parecia apagado. 
Sus cuerpos se rozaron en el reflejo, como en el momento en que  dormían juntos.
el pelo al lado, escurriendo olores a pausas, a desnudez interminable, invitando, la piel nueva,  a que el toque pase y el lodo embarrando los nudos, de la voz, se desvaneciera, dando paso a que el  silencio se haciera labios humedecidos.

jueves, 10 de junio de 2010

el cuerpo en dónde ocurria el placer era el lugar consagrado al odio.
Teniamos latas en la sangre y un murmullo para quien quisiera interrumpirnos

miércoles, 9 de junio de 2010

Yo pienso que el cielo sabe a mar, tiene algo de sal entre las puntas de su congelado cuerpo, por eso las nubes tardan tanto en decidir una forma, por eso las aves siempre llevan consigo su plumaje. Allá a donde todo se disloca en circulares ramas, mis ojos caen en la visión del precipicio perfecto y mis pies flotan y el cuerpo ya no le pesa  a la tierra, cuando era niña sentia que caería al cielo, al sabor áspero de todos los azules convertidos en sal.
Siempre abro las páginas buscando novedades, tu rostro en la portada de algún anuncio, luego cierro los ojos y recuerdo, nunca fuiste tan importante para el mundo comopara mí. Entristezco, en verdad que no volveré a saber de ti, si te has aburrido de ella, si encontraste a otra mujer, si te has casado o te dio viruela, si en las noches  aún recuerdas mis pretextos para no dormir.
Mis ojos ya no sonrien, te deje pasar de largo, y no es que me arrepienta es que te extraño.
Antes tenía mi juventud para ofrecerte, ahora que soy pétalos marchitos sólo me queda esta carencia de vida y es justo lo contrario de lo que deseas, no cabe duda, en el cielo se escribieron nubes, nubes en mi memoria, en la posibilidad de estar juntos.
Lo malo de lamer tus propias heridas es que al contacto con la lengua se abren y duelen y sangras del espíritu lo mismo que de la sombra; lo malo de lamerse es que no puedes evitarlo, cuando ves el brillo en los ojos de los otros y tu lengua crea con sus rasposidades un mundo en el que el abismo de la tristeza se revuelve con el de la angustia de sentir un poco de calor, es tu lengua la única respuesta, es su textura el dolor que cierra el círculo.
ahí vamos!!! dijeron las voces a los muertos, y los muertos respondieron a su silencio, el silencio a través del cual se instalan sus huesos sobre la tierra.
Tenía tantas cosas que decir, ahora he olvidado, todo o casi todo se resume al hecho de que  respirar es una mentira que se expande del pulmón a la mirada que absorbe el universo, bebiendo lentamente porción a porción.
Hay dibujos que nos desdoblan,
nos forman cual pasajeros
en el mirar del que está envuelto tras el cristal.
La juventud no te durará eternamente, se volverá rastro en alguna laguna de tu cuerpo. Eres una canción que se evapora y luego serás el recuerdo de tus hijos, en una mañana.
Le pusimos nombre a la mujer en el hospital, mientras las enfermeras jugaban a ordenar el mundo, luego le pusimos rostro, ante el espejo frente al que se le peinaba. La dejamos pasar, se volvió argonauta y desertó, ahora usa máscaras, desconoce la realidad y busca entre otras quimeras la felicidad. No sabe que es imposible, nadie la ha desengañado
Tuvo que confesar la verdad y darse la vuelta, el dinero sobraba en su bolsillo, lo que anhelaba no estaba a la venta
Los pesimistas se sentaron en mi mente y descubrieron que ya no había solución.
Quisieron visitar el lugar del sueño, antes de olvidar imaginar
Escribió la historia en blanco y negro, cuando las escenas serán a color.
Quise escribirle a un desconocido y hallé el nombre de la indiferencia
dictamen: estamos salvados,
hay notas que son producidas por las alas, el insomnio de subestima, en valores de ojos abiertos, las alas de los párpados generan canciones intermitentes
los labios se cerraron, estoy obsesionada con eso
los labios se cerraron, estoy obsesionada con eso
todos caminamos sobre esa alfombra de calle, en la oscuridad, sonriendo.
en la ciudad nueva a nuestros ojos, en el sitio desconocido
quietud: página en blanco
Todos los hombres pertenecen a esa clase de plantas, la familia de la sangre de los buitres te revelará que otra vez estás soñando
No pensé bien en el silencio del parque, debí tomar en cuenta que los otros escucharían mis pisadas en medio de la oscuridad.
Aún estoy decepcionada, venias con un moño rojo, de relago, y luego de ver tus defectos me obligaron a aceptar que lo mejor era la devolución.
Sé que esta despedida no se volverá a pronunciar. Al menos esta parada tiene un nombre y no es dos cuerpos separándose.
Su tuviese una buena memoria recordaría algo de lo que estás diciendo, pero, corazón, no te conozco
El aliento salado de tu sudor es la realidad.

martes, 8 de junio de 2010

Guardaba la realidad en su bolso, un parque para caminar en las tardes, un conjunto de palomas para acompañar a los viejos, una bolsa con una madeja de pan y un reloj con voz de campana para indicar el final del día, a veces también sacaba las luces de la noche,  encendía ventanas, les pintaba amantes desnudos, con promesas de boca-oidos; si se sentía cansada metía los árboles y las jardineras, se llevaba las rocas sobre las que las mujeres sin casa se sentaban y llenaba de amor y caricias a los durmientes en su bolso, mientras caminaba rumbo al banco, a dejarle una carta llena de cariño a su hijo.
Creí que su cuerpo me hablaba, pero no era una conversación real, los que han dejado de respirar no gustan de platicar con quien modificará sus pedazos.
Nadie cree en mi humanidad, separaré mi cuerpo, cada mitad irá en busca de su propio proyecto.
Cuando cayó al suelo se sintió mal por haber creido en los brindis
Se armó con una sartén y una gorra, iba a conquistar el espacio.
-Las conversiones son sencillas, explicaba la chica de la silla de enfrente,  mientras el lápiz se deslizaba sobre la hoja, pero la gente no lo sabe, por eso creen ser malos en matemáticas....
Hay un sinfin de charcos, no había pensado en dónde se encontraba el arcoiris, seguramente en el cuepo de la mujer muerta, en las ojeras de la hija que llora o en el agrio aliento del hombre que vigila tras la estación de autobuses a los desconocidos. La pregunta me sonó extraña, no conocí antes a alguien a quien le preocuparan los discursos del cielo, sólo gente de ciudad con relojes y horarios, noticieron llenos de sangre salpicada en camisas y blusas blancas de reporteros. Imaginé entondes el cuerpo de la mujer, el nudo en el cuello de la chica, el hombre sometiendo a los desconocidos, el hambre de poder en el lujurioso enemigo de la chica de las novelas.
No contesté. Creo que la pregunta no esperaba respuesta.
Creí que los manjares eran para los Dioses y por eso decidí renunciar  a ti.
El paisaje se revelaba ante mi ceguera, mientras algún guía explicaba el funcionamiento de las máquinas que estaban en “la reserva”, el piso de obra era un trabajo exquisito, no entendía, la tarde se terminaba según mi reloj interno, los fantasmas salían de la fábrica y dejaban al velador con el cuerpo del delito, una larga manta blanca cubría la superficie del río, los hombres la miraban porque tenían cataratas, para mi seguía siendo negra, como la textura de los tenis; la voz del guía resonó entre los telares que estaban hechos maraña, la fábrica se cerraba y los inquilinos del silencio flotaban en el aire humedecido, el último dueño aún caía víctima del homicidio, el charco de sangre petrificó una huella sobre el exquisito piso de la oficina, las puertas hechas para los gigantes, el culpable, las manos de los trabadores, todo estaba inventariado, hacia cierto calor entre la humedad, cierto cansancio revolvía mi mente, otra vez perdí su voz, intente decir pero el guía ya estaba en otra habitación. Las mujeres gritaron algo, yo imaginé a la mancha de sangre volviéndose hombre y atacando al guía, escribiendo con su sangre inútil el nombre del culpable, luego imaginé que la vida es un poco más sencilla, acepté que quizá una rata cruzó el pasillo y que en mi oscuridad era la única persona incapaz del grito.

Luego las sombras rieron, un hombre tomó mi mano indicando que debía retroceder unos pasos, estaba de pie sobre la mancha del difunto, entre archivos y papeles reservados al olvido por la viuda. El hijo mayor vendió cuanto pudo, ahora eran recuerdos que algunos viejos almacenaban de su infancia.
- El trabajo era duro, yo empecé cuando tenía trece años, y allá, en la primera sala estaban las máquinas....que molían sus horas, pensé mientras el hombre era callado por su nieto, también ahora es esclavo, por eso su voz no se eleva. Una tienda de raya, dijo algún otro hombre ante una imagen imposible que los demás intentaban compartir.
Me hicieron alguna pregunta en lo que no escuchaba, di una vuelta sintiéndome libre por la galería llena de ventanas, el frio en los perfiles de las construcciones siempre revela información de la tarde. Yo sabía que no sólo estaban apagadas las luces de afuera, en el mundo comenzaba a extenderse la oscuridad como el silencio recaía en la voz de los guías y visitantes a la espera de una respuesta que no llegaba a mi consciencia apagada. De pronto abandonaron la enorme sala, me vi sola con los fantasmas que habían sido enterrados en el panteón de la iglesia que daba a la zona norte. Es como una hacienda, imaginé mientras rosaba algún vidrio empañado con porquería, aunque con máquinas que dividían hombres. Caminé imaginando el trayecto de los otros; los fantasmas, incluido le jefe, me daban la bienvenida, el aire ahora oxidado y con rastros de aceite indicaban algún final del camino, tropecé con un objeto metálico, el eco suspendió una especie de ruido en mi mente, estaba sola, con la fábrica que era cómplice del asesino del jefe, la penumbra estaba en todas las formas. Me quede quieta, esperando a que el homicida decidiera seguir con algún recurso de sangre en las manos. La voz del guía me indicó el camino, salimos mientras escuchaba le rastro de gemidos y el goteo de la sangre del hombre que nos llevaba fuera de los pasillos. Todos los hombres sangran por la boca, igual que el dueño de la fábrica lo hizo, todos estamos encerrados en los laberintos oscuros de la duda. El homicida fue encontrado después de tres días de búsqueda, fue condenado, no había ningún misterio. Los misterios habitan las películas. El guía no respondió cuando le pregunté porque sangraba, dijo que el sonido de las gotas coagulando eran en realidad goteras en el techo, el hombre que iba con su nieto me pidió que no siguiera preguntando. Salimos bajo el cuadro que hicieran de la viuda, imaginé sus ojos quebrados de un carácter sombrío.
- Algunos pagan por remediar la pesadilla de otros, me dijo el viejo, pero ahora es muy tarde y usted debe irse a casa y ceder al sueño.
Contesté algo sin mucha importancia, yo siempre estoy durmiendo.


Mis ojos atrapan esas dos ruedas,
una palabra constante que se repite.
soy común, común, común, mis dos ojos, mis dos piernas, mis dos manos, mis dos ruedas sobre el alambre que se levanta en un ventrículo del viento, yo giro los pedales y las llantas avanzan, al otro lado espera la vuelta de regreso, el giro de la historía que se convertirá en añicos sobre mi sonrisa.
soy anormal, anormal, anormal, mis dos orejas puntiagudas, mi lunar de media luna bajo los párpados, mi sangre coagulada escaseando sorpresas, mis intestinos pensando en las raresas y mi cerebro suspendido en el hilo de la zcarreta
Mis ojos atrapan esas dos ruedas,  mientras un poco de la luz del camino se va colando como fondo, yo aplaudo mientras conduce mi espíritu, llegaré al anochecer del otro lado.




(en colores del circo)
No soporto no dormir, dormir es lo más humano porque nos relaciona con la muerte, nos extiende la posibilidad de perder horas, de comunicarnos con esas otras vidas que son posibles, dentro de los limites de nuestra caja constructora; las pryecciones cerebrales van cosntruyendo nuestra historia limite, quisiera volver a la cama, deshacer los nudos bajo mis ojos, soñar. 
Me doy la vuelta por la habitación, aquí hay un poste, allà un teléfono, lo concreto me absorve. Cierro los ojos, sigo despierto, soy un cuerpo que naufraga sin un infinito que le salve de lo continuo.
Había un bosque de hongos azules, bajo la sombra de sus copas se desprendia el aire, juro que lo vi mientras dormía, antes de que mis ojos se transportaran a los paisajes subterraneos en los que el despertar convulsiona nuestro cuerpo y lo hace volver a este mundo compartido. No entiendo porque no lo encuentro, si estuvo en mis sueños debería estar guadado, justo ahora, bajo mi cama.

lunes, 7 de junio de 2010

Algo que siempre me ha acomplejado son estos sentimientos extraños, no me basta con levantar a fuerza mis pestañas, todo parece ser mentira, es como si alguna fuerza mayor me hiciera actuar... no, eso no es lo que quiero decir...
No me gusta sentir, cuando nadie me observa es fácil ser poseída por las emociones, me arrepiento, deseo sonreír, llorar, todo es más real que cuando salgo y miro el atardecer. Muchas veces he intentado matarlos, el maquillaje ayuda, pero no lo soluciona de verdad, así como la máscara cae vuelvo a ser yo, vuelvo a sentir esa extraña sensación de confort...
Hoy he visto el espejo con este rostro, creo que me iré a dormir temprano, con las pastillas de ansiedad que me recetó el doctor
la visita del tiempo terminó conmigo.
Hoy no estoy de humor para escribirte, no entiendo porque  usas los hilos que atan mis manos a tu voluntad...

Yo era la chica que hacía rectas sus tes.

Aunque imagino que ya no me recuerdas...
temblor y sangre.
condena.
Ya no hay tributos, sólo muerte en estampida, los depósitos de huesos han quedado abandonados y los espiritus que ahorcaban al enemigo del viento con sus llantos han quedado mudos. Los humanso ya no habitan le mundo, ahora viven en sus casas y afuera se pasea lo qeu mis ojos desconocen, el cautiverio más uqe nunca ahorca mi garganta,  es una infección, un trozo de carne en el desperdicio de la imposibilidad de la renuncia.