sábado, 12 de junio de 2010

la humanidad cometió el error de imaginarse libre, de consumir, con sus manos abiertas, el flujo de los sueños de los demás hombres y pensó en vigilarlos, en llenar con estanques de nubes los mañanas acumulados en las esquinas, junto a escobas, junto a cadaveres de posibles finales sin tristeza.

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