No te diré que te amo, eso es obsoleto, pero tampoco intentaré cambiar lo que ya escribimos, prefiero, de alguna manera, enviar botellas al mar y desmembrar lo que queda de tiempo, esperar el rescate, dejarte atado a la piedra que azotan las olas, o quizá empezar a desempacar en el departamento las grutas de un nuevo edificio.
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