miércoles, 30 de junio de 2010

De alguna manera siempre supe que no había sido creada para ningún hombre, que tus caricias eran polvo en la superficie de los muebles y que lo que me quedaba de silencio debía servir para alimentarnos a ambos. Mi construcción no tardo tres días,  ni siquiera dos tardes, siempre estuve en las orillas del agua, mientras los engranes formaban alguna función en los otros humanos, o el vapor les daba alas en la tierra. 

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