lunes, 7 de junio de 2010

Ya no hay tributos, sólo muerte en estampida, los depósitos de huesos han quedado abandonados y los espiritus que ahorcaban al enemigo del viento con sus llantos han quedado mudos. Los humanso ya no habitan le mundo, ahora viven en sus casas y afuera se pasea lo qeu mis ojos desconocen, el cautiverio más uqe nunca ahorca mi garganta,  es una infección, un trozo de carne en el desperdicio de la imposibilidad de la renuncia.

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