miércoles, 9 de junio de 2010

Lo malo de lamer tus propias heridas es que al contacto con la lengua se abren y duelen y sangras del espíritu lo mismo que de la sombra; lo malo de lamerse es que no puedes evitarlo, cuando ves el brillo en los ojos de los otros y tu lengua crea con sus rasposidades un mundo en el que el abismo de la tristeza se revuelve con el de la angustia de sentir un poco de calor, es tu lengua la única respuesta, es su textura el dolor que cierra el círculo.

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