Alguna vez fui tú y toqué tu cuerpo con mis propias manos, temblé en tu cama, sonreí en el espejo de la mañana, mientras te rasurabas, mientras los ritos de tu vida se llevaban a cabo; saliendo de tu cuerpo, volviendo al mío aún con el tacto de tus manos, sentí mi desnudez y me decidí a abandonarme en un abrazo contigo.
Siempre agradecí que no notaras mi intromisión en tu casa, mi incapacidad para abandonar las células que te forman y que aromatizan mis sueños cuando no me queda más de ti.
June. June. June. eso es todo lo que mi loca cabeza escucha, quizá es el desvelo, quizá la angustia.
lunes, 31 de mayo de 2010
Podremos vestirnos de blanco, sentarnos juntos, platicar como si fuesemos amigos, la vida no pasa cuando una platica se alarga sobre la mesa, las estaciones y despedidas se alargan, son como desvelos repetidos, entonces nos tomaremos de la mano por debajo de la mesa, sonreiremos a los otros, sabremos que lo nuestro se ha terminado, dormiremos en paz.
domingo, 30 de mayo de 2010
El nombre del hombre del saco coincidía con la descripción del enemigo, pero el camarero prefirió no decirlo, los gritos de los paseantes al ver el estanque ya eran lo suficientemente problemáticos como para alargar los rumbos de la contaminación al oído del guardia que estaba sentado en la entrada, detrás de una vieja trampa que indicaba silencio.
La mujer de zapatillas blancas con tacón alto y largas piernas era la asesina, según el reporte de los diarios, pero los inquilinos de la casa de al lado sospechaban que eso era mentira.
El camarero recibió la propina, envió una mirada a la mujer de la barra, el cigarrillo resbaló de pronto, todos pensaban en el vestido largo y el escote, todos menos el hombre del saco que leía el periódico esperando encontrar a la responsable. El nombre del hombre del saco ocupó el lugar del cigarrillo en los labios de la mujer. Se miraron, ella se sentó al lado de él, tenía un mensaje, algo importante, el hombre nervioso imagino que estaba perdido, quizá lo habían descubierto, la mujer le dijo que abriera el sobre, dejó un paquete sobre la mesa, el hombre lo abrió, miro las fotografías, sonrió.
La mujer se levanto también con una sonrisa, el hombre del saco salió del restaurante dejando propina, el mesero miró la nota en la mesa, camino hacia el camarero y sin que él lo sospechara, lo mató.
-Nadie se acuesta con mi mujer y vive contento, susurro en algún punto. Se marcho y al llegar al parque fue confundido con el enemigo del jefe, le dispararon hasta hacerle coladera. La viuda reclamó un seguro.
El hombre del saco llegó a la ciudad del Norte, se perdió entre la gente mientras la mujer de vestido blanco se encargaba de los asuntos pendientes del camarero.
La culpable estaba cerca, pero no atacaría, daría espacio entre los homicidios, la mujer en prisión se suicidaría y los hombres del bar seguirían pensando que sus piernas eran muy largas cuando los vecinos la declararan inocente.
La mujer de zapatillas blancas con tacón alto y largas piernas era la asesina, según el reporte de los diarios, pero los inquilinos de la casa de al lado sospechaban que eso era mentira.
El camarero recibió la propina, envió una mirada a la mujer de la barra, el cigarrillo resbaló de pronto, todos pensaban en el vestido largo y el escote, todos menos el hombre del saco que leía el periódico esperando encontrar a la responsable. El nombre del hombre del saco ocupó el lugar del cigarrillo en los labios de la mujer. Se miraron, ella se sentó al lado de él, tenía un mensaje, algo importante, el hombre nervioso imagino que estaba perdido, quizá lo habían descubierto, la mujer le dijo que abriera el sobre, dejó un paquete sobre la mesa, el hombre lo abrió, miro las fotografías, sonrió.
La mujer se levanto también con una sonrisa, el hombre del saco salió del restaurante dejando propina, el mesero miró la nota en la mesa, camino hacia el camarero y sin que él lo sospechara, lo mató.
-Nadie se acuesta con mi mujer y vive contento, susurro en algún punto. Se marcho y al llegar al parque fue confundido con el enemigo del jefe, le dispararon hasta hacerle coladera. La viuda reclamó un seguro.
El hombre del saco llegó a la ciudad del Norte, se perdió entre la gente mientras la mujer de vestido blanco se encargaba de los asuntos pendientes del camarero.
La culpable estaba cerca, pero no atacaría, daría espacio entre los homicidios, la mujer en prisión se suicidaría y los hombres del bar seguirían pensando que sus piernas eran muy largas cuando los vecinos la declararan inocente.
Mis estùpidas rimas son sarna,
como perro en el patio de la iglesia, no atrio,
me despellejo
en la desventura de este ardor
de la carne
que me res-ba-la
los humanos pasan, se arden de mí, de mi cara, de mis ojos
perro que guardo
en la transparencia de los charcos
sólo suciedad
y palabras que riman
sólo versos-mierda
nadie me busca
me leen porque no saben
que en la oscuridad de aullarle a la luna
he adquirido la gracia
de camuflagearme
como perro en el patio de la iglesia, no atrio,
me despellejo
en la desventura de este ardor
de la carne
que me res-ba-la
los humanos pasan, se arden de mí, de mi cara, de mis ojos
perro que guardo
en la transparencia de los charcos
sólo suciedad
y palabras que riman
sólo versos-mierda
nadie me busca
me leen porque no saben
que en la oscuridad de aullarle a la luna
he adquirido la gracia
de camuflagearme
sábado, 29 de mayo de 2010
Culpa
Quien me conoce sabe que escribo cuando estoy triste y trato de escapar de algún hecho que me causa dolor, pero tú, lector, no lo sabes, prefieres creer que mi corazón late, que tengo alguna sonrisa escondida; no captas la lágrima que da brillo a mis ojos, no te interesa mi infelicidad, si mis versos son de amor o desamor es lo que te importa, esas palabras te llenan más que mi miseria, eres más perfecto que yo porque tú si te enamoras, porque tú si caminas en la ciudad y te encuentras con la basura que yo escribo desde mi imposibilidad de salir, eres más perfecto, más real, más que yo, te diría que te envidio, pero eso sería condenarme a consumir mis propias palabras, sería leer este mensaje y ofenderme; me quedaré sin ti, ya no me leerás, el alma de mis letras te extraña, te extraña ya; pero no quiero engañarte, no hay garzas dando sangre, ni alimento de amor en mi alma, estoy seca y seguiré escribiendo, lo haré por si me perdonas, por si un día buscas una palabra y se te ocurre regresar.
Te busqué para contradecir al mar,
para que ninguna luna pudiera afirmar en momento alguno que no hay forma de recuperar el paso de las olas y volver a tocar lo que se ama.
Te dije que este era mi intento por no parecer cursi,
que fallaría porque uno no siempre puede poner la cabeza en hielo
y crecer de la rama adolorida.
Tú sonreías,
el mar siempre lo toca todo,
lo destroza con su puño;
el mar no lee
ni se deja leer por cualquiera
ha estado tanto tiempo sobre la tierra
que sólo murmura su eternidad,
ese peso que deja sal entre los pliegues de los ojos,
entre las ramas más intimas de nuestros moldes,
él mar no sabe de tristezas
aunque a veces su corazón se llene de frío.
Promete realidades
cuando su cielo se vuelve pálido,
cuando el rayo desgarra su silencio
y en pausa esperamos a que el viento nos eleve,
a que la piel se nos vuelva fragmento y humedad.
El mar jura
que lo único que nos pertenece es la soledad,
pero yo, cansada de ese destino,
te busqué bajo las estrellas que danzaban en el cristal de las ventanillas del auto,
te encontré sentado a la orilla de su rumor,
afirmando con él que las prisiones nos llegan a través de la piel.
Es curioso,
llegué a ti por contradecir al mar
y cuando la libertad de tu lejanía me tocó,
en el desvelo el mar seguía conmigo.
para que ninguna luna pudiera afirmar en momento alguno que no hay forma de recuperar el paso de las olas y volver a tocar lo que se ama.
Te dije que este era mi intento por no parecer cursi,
que fallaría porque uno no siempre puede poner la cabeza en hielo
y crecer de la rama adolorida.
Tú sonreías,
el mar siempre lo toca todo,
lo destroza con su puño;
el mar no lee
ni se deja leer por cualquiera
ha estado tanto tiempo sobre la tierra
que sólo murmura su eternidad,
ese peso que deja sal entre los pliegues de los ojos,
entre las ramas más intimas de nuestros moldes,
él mar no sabe de tristezas
aunque a veces su corazón se llene de frío.
Promete realidades
cuando su cielo se vuelve pálido,
cuando el rayo desgarra su silencio
y en pausa esperamos a que el viento nos eleve,
a que la piel se nos vuelva fragmento y humedad.
El mar jura
que lo único que nos pertenece es la soledad,
pero yo, cansada de ese destino,
te busqué bajo las estrellas que danzaban en el cristal de las ventanillas del auto,
te encontré sentado a la orilla de su rumor,
afirmando con él que las prisiones nos llegan a través de la piel.
Es curioso,
llegué a ti por contradecir al mar
y cuando la libertad de tu lejanía me tocó,
en el desvelo el mar seguía conmigo.
Colores privados
Ningún labio pulveriza más las olas de tu oído,
ninguna parte llega al centro de los desvelos
En estos sitios en donde lo oculto se renueva
en sales de escondidas tristezas.
Tú no lloras, nadie lo hace,
sólo estamos separados por gotas de agua
misiles que resumen desconfianza y desamor.
el amor nos mata,
nos vuelve ombligos en los cuerpos que extirpa la muerte
pero el desamor nos conforta con tristeza
nos llena de posibilidades
ll
Los colores
en los que tu cuerpo se entumece
siempre son tristes,
como el ardor de la piel,
como el cielo transparente
bajo el cual las venas forman arcoiris
o listados de angustias
que palpitan más allá
de donde el comienzo se disuelve en un grito.
ninguna parte llega al centro de los desvelos
En estos sitios en donde lo oculto se renueva
en sales de escondidas tristezas.
Tú no lloras, nadie lo hace,
sólo estamos separados por gotas de agua
misiles que resumen desconfianza y desamor.
el amor nos mata,
nos vuelve ombligos en los cuerpos que extirpa la muerte
pero el desamor nos conforta con tristeza
nos llena de posibilidades
ll
Los colores
en los que tu cuerpo se entumece
siempre son tristes,
como el ardor de la piel,
como el cielo transparente
bajo el cual las venas forman arcoiris
o listados de angustias
que palpitan más allá
de donde el comienzo se disuelve en un grito.
viernes, 28 de mayo de 2010
a veces pervierto esta historia, me olvido que te amo, que en ese espacio de tiempo no existían nudos
siento que tus ojos se despiertan a la par de los mios, que nunca nos alejamos
a veces pervierto esta historia, dejo tus manos en mi cuerpo, tu sueño en el eclipse de sombras sobre el espejo, pienso que los tiempos se reúnen en torno nuestro
que nunca me amaste, que nunca te conocí, que no escuchamos nuestras voces al hablar en ese café del centro, antes de que mi mente en el viaje construyera otra versión de ti.
siento que tus ojos se despiertan a la par de los mios, que nunca nos alejamos
a veces pervierto esta historia, dejo tus manos en mi cuerpo, tu sueño en el eclipse de sombras sobre el espejo, pienso que los tiempos se reúnen en torno nuestro
que nunca me amaste, que nunca te conocí, que no escuchamos nuestras voces al hablar en ese café del centro, antes de que mi mente en el viaje construyera otra versión de ti.
pesimista
Ya ninguna mujer empuja carriolas, ya ningún hombre fuma cigarrillos, los formados ante esta puerta queremos un toque de poesía, una mujer para el auto, se cierra la cremallera, nos mira a todos, nos indica la división: los hambrientos tras la nave, los sedientos en el puente, nosotros, gusanos, en la fila.
No hay risas ni muecas, estamos disfrazados de nosotros, pero somos zombies, extraños plásticos que titilan con un nombre en la tarjeta que da al frente.
Nadie nos dará lo que pedimos, nunca lo han hecho. Necesito letras grandes y lentes para reconocer el espacio, este vació que se acumula bajo el polvo de las escobas, sobre los basureros, en el angustiada alma de las ratas, que caminan cada vez más austeras, en el foco que se columpia ya sin luz que le encienda; necesito contemplar la manera en que el diserto avanza sobre las huellas de mis pies y va desfigurando lo poco que queda.
A lo lejos el estéreo de un auto contiene los discursos del mundo, las palabras repetidas de miles de años, y aquí, en mi pecho, en las costras de mis labios, en los ajuares en los que se escribe la violencia, resuena la necesidad de suicidarnos.
La mujer nos nombra, nos da un trozo de guerra, un pan viejo, lleno de órganos manchados e insectos, de orines, de hirientes ganas de llorar.
Avanzamos hasta donde el mar es arena, devoramos el mendrugo, besamos la mano que nos dio el pan, en la memoria, nos quedamos quejosos tirados en el suelo y luego en silencio soñamos con autos, con padres, hijos, ropa, un mundo en donde podamos pedir algo que no sea un pan manchando nuestros dientes o una ciudad de vacío ensuciándonos la frente.
No hay risas ni muecas, estamos disfrazados de nosotros, pero somos zombies, extraños plásticos que titilan con un nombre en la tarjeta que da al frente.
Nadie nos dará lo que pedimos, nunca lo han hecho. Necesito letras grandes y lentes para reconocer el espacio, este vació que se acumula bajo el polvo de las escobas, sobre los basureros, en el angustiada alma de las ratas, que caminan cada vez más austeras, en el foco que se columpia ya sin luz que le encienda; necesito contemplar la manera en que el diserto avanza sobre las huellas de mis pies y va desfigurando lo poco que queda.
A lo lejos el estéreo de un auto contiene los discursos del mundo, las palabras repetidas de miles de años, y aquí, en mi pecho, en las costras de mis labios, en los ajuares en los que se escribe la violencia, resuena la necesidad de suicidarnos.
La mujer nos nombra, nos da un trozo de guerra, un pan viejo, lleno de órganos manchados e insectos, de orines, de hirientes ganas de llorar.
Avanzamos hasta donde el mar es arena, devoramos el mendrugo, besamos la mano que nos dio el pan, en la memoria, nos quedamos quejosos tirados en el suelo y luego en silencio soñamos con autos, con padres, hijos, ropa, un mundo en donde podamos pedir algo que no sea un pan manchando nuestros dientes o una ciudad de vacío ensuciándonos la frente.
Mosca de elevador
Quizá en alguna parte del universo haya un nombre más perfecto que el tuyo y aún siendo corto se lea largo, como una extensión de mar que zumba a la orilla de mi oído, la distancia que hay que donde estoy al suelo se alarga y entre una serie de botones aparece tu dedo, detiene el mundo, produce un futuro que sólo tiene el nombre de cuarto piso, aunque ya nos advierte el final de este vuelo.
Mi vida con las moscas
a Emma
La vida con las moscas no es compleja, ellas y yo volamos con las patas atrás, siempre entendemos los impulsos del matamoscas de las palabras, el uso del sueño, el tiempo en los pequeños destellos del aire.
Yo no les digo moscas, prefiero decirles sonrisas.
Las sonrisas y yo acampamos frente a la pantalla,
escribimos,
nos gusta soñar
aunque a veces los sueños nos heredan tristeza
nunca lloramos
cantamos al Tiempo que nos enreda en el cuerpo del Aire
entendemos la intensidad en el aroma,
buscamos la belleza en los basureros,
visitamos a los enfermos
los guiamos a los brazos de la muerte
las sonrisas me divierten
( ellas me enseñan sobre la vida y el mundo ),
sobre las reglas que hay que seguir
para dormir en paz.
A veces me aconsejan que cierre la boca,
que deje que mis alas me guíen al futuro espacial
y repiten que no es el futuro sino el pasado,
en el pasado todo era espacio,
Las sonrisas son sirenas, abandonan sus alas en las playas,
sacan una nueva forma y se dibujan cantantes seductoras
Nadie me acompaña en este mundo,
sólo ellas
minuteros antes de cerrar los ojos
y despegar.
No conozco ninguna palabra más violenta que la que nace de los labios de los niños, esas criaturas sin corazón ni experiencia, a los que el mundo construye a través de la sensación.
Me descarno imaginando sus labios manchados de rojo, de rojo-palabra, entre los acentos de la licuadora que crea desayunos en sus bocas; el olor de sus cuerpos que es distinto al de las murallas que construyen mi cuerpo avejentado, inconcluso, ahora que maduro y me voy despellejando en columnas de polvo de piel y lágrimas.
Los niños, hijos del instinto de repetirse, de mirarse en el espejo de la carne y los huesos, son lo que menos he entendido, lo que me causa susto cuando los accidentes en los que las vestiduras se desgarran, les dejan incompletos; cuando sus ojos grandes pierden la exclamación del mundo, cuando sus manos se encartonan y sus cuerpos repiten las heridas que nuestros progenitores escupieron sobre la sonrisa de la cuna
No conozco seres más extraños, quizá por eso al crecer los miramos por largos ratos, intuimos que estamos condenados.
Me descarno imaginando sus labios manchados de rojo, de rojo-palabra, entre los acentos de la licuadora que crea desayunos en sus bocas; el olor de sus cuerpos que es distinto al de las murallas que construyen mi cuerpo avejentado, inconcluso, ahora que maduro y me voy despellejando en columnas de polvo de piel y lágrimas.
Los niños, hijos del instinto de repetirse, de mirarse en el espejo de la carne y los huesos, son lo que menos he entendido, lo que me causa susto cuando los accidentes en los que las vestiduras se desgarran, les dejan incompletos; cuando sus ojos grandes pierden la exclamación del mundo, cuando sus manos se encartonan y sus cuerpos repiten las heridas que nuestros progenitores escupieron sobre la sonrisa de la cuna
No conozco seres más extraños, quizá por eso al crecer los miramos por largos ratos, intuimos que estamos condenados.
Mi enfermedad y yo caminamos tomadas de la mano, ninguna de las dos desconoce el pasado de la otra, ninguna ha perdido si quiera un movimiento de los ojos de la otra y ahora que me encarna, que me hereda, creo que le dejaré mi mundo, que le pondré una casa, que le embarcaré en las olas de mi soledad; me marcharé al sueño, ella vivirá por mí.
ya no quiero la poesía que respira en torno al hoyo en el que se traduce la herida, no hay nada exacto, nada que una labio a labio ni siquiera cuando en la ingle el calor se convierte en agua que transpira lenguajes internos e impronunciables para mi lengua. esto no es erótico, es tristeza, esta nota no sirve, desechala.
Nosotros ya éramos eternos
Cuando dijeron sexo, las miradas de los espectadores llegaron al toque del silencio, Dios había roto nuestros huesos
- nosotros ya éramos eternos, dijimos ante las bocas de las coladeras que nos recogían
La pasión es el temblor en las manos, en los sentidos que extravían toda la base de grumos de nuestros ojos.
dios, con minúscula, salió de los labios de un hombre quebrado como nosotros, como nuestros sueños, abrió el periódico en el listado de desempleos, se rascó la cabeza, se alisó el corazón ante la familia que le pedía, hambrienta, un mendrugo de felicidad.
La mujer tenia tres hijos, hijos de nadie, sin padres, sin comedia ni tragedia, sólo tres hijos, uno más desnudo que el otro, cada uno mas perfecto que su tristeza, que su flexibilidad al dormir amontonados.
El hombre vio a los niños, esos que sin padre eran suyos, vio a la mujer que sin poder ser dueña se volvía objeto y, luego de aceptar esta condición, la sintió suya.
En el cuaderno de desempleo quedaron, marcados con rojo, los rastros de labios y palabras, el hombre partió en busca de venados, con una lanza, una corbata roja y la mirada estrellada en los anteojos.
La desnudez de la mujer le brotaba en los ojos como el ardor de las cortaduras en las muñecas por las correas de los relojes. En sus manos su cuerpo, los cuerpos, el universo compartido y nada.
Este hombre no sabe que los cuerpos nunca se tocan, que descubrirse en otro es un sueño, pero dios si lo sabe y a veces le deja la tristeza de la lejanía, el recorrido sin estaciones a un departamento con el refrigerador descompuesto, el saber que no podrá llevar la carne ni la fidelidad a la mesa.
La mujer riega algunos de sus vástagos con lágrimas, los besa esperando que crezcan para salir a cazar, para que se pongan un traje negro y abran el periódico en la página de desempleos, que tomen el asiento incomodo y que usen sus cuerpos y sus tristezas para regar futuros vástagos que repitan la cadena de amargura.
La mujer espera al hombre, él llega con la mirada abajo, se crea el silencio, ella lo abandona, la muerte es un camino sencillo, los hijos crecen
todo en un momento
no es creíble
nada lo es
La mujer sigue en la parada de autobús, esperando con tres vástagos en las rodillas, el hombre sigue en casa, exhalando la palabra dios, buscando un desempleo con la lanza a un lado y la corbata que le ahoga.
Teníamos los huesos deshechos, caíamos sobre las coladeras, nos introducíamos en ellas, el frió nos quemaba mientras pensábamos:
si por lo menos un milagro nos uniera,
si el frío viese roto su manto,
si el sexo que también esta roto, y sale en la televisión, nos pudiera ayudar a descubrirnos en el otro...
Dios creó engranes, consuelos fáciles, dice el tipo de las noticias, nosotros ya éramos eternos.
- nosotros ya éramos eternos, dijimos ante las bocas de las coladeras que nos recogían
La pasión es el temblor en las manos, en los sentidos que extravían toda la base de grumos de nuestros ojos.
dios, con minúscula, salió de los labios de un hombre quebrado como nosotros, como nuestros sueños, abrió el periódico en el listado de desempleos, se rascó la cabeza, se alisó el corazón ante la familia que le pedía, hambrienta, un mendrugo de felicidad.
La mujer tenia tres hijos, hijos de nadie, sin padres, sin comedia ni tragedia, sólo tres hijos, uno más desnudo que el otro, cada uno mas perfecto que su tristeza, que su flexibilidad al dormir amontonados.
El hombre vio a los niños, esos que sin padre eran suyos, vio a la mujer que sin poder ser dueña se volvía objeto y, luego de aceptar esta condición, la sintió suya.
En el cuaderno de desempleo quedaron, marcados con rojo, los rastros de labios y palabras, el hombre partió en busca de venados, con una lanza, una corbata roja y la mirada estrellada en los anteojos.
La desnudez de la mujer le brotaba en los ojos como el ardor de las cortaduras en las muñecas por las correas de los relojes. En sus manos su cuerpo, los cuerpos, el universo compartido y nada.
Este hombre no sabe que los cuerpos nunca se tocan, que descubrirse en otro es un sueño, pero dios si lo sabe y a veces le deja la tristeza de la lejanía, el recorrido sin estaciones a un departamento con el refrigerador descompuesto, el saber que no podrá llevar la carne ni la fidelidad a la mesa.
La mujer riega algunos de sus vástagos con lágrimas, los besa esperando que crezcan para salir a cazar, para que se pongan un traje negro y abran el periódico en la página de desempleos, que tomen el asiento incomodo y que usen sus cuerpos y sus tristezas para regar futuros vástagos que repitan la cadena de amargura.
La mujer espera al hombre, él llega con la mirada abajo, se crea el silencio, ella lo abandona, la muerte es un camino sencillo, los hijos crecen
todo en un momento
no es creíble
nada lo es
La mujer sigue en la parada de autobús, esperando con tres vástagos en las rodillas, el hombre sigue en casa, exhalando la palabra dios, buscando un desempleo con la lanza a un lado y la corbata que le ahoga.
Teníamos los huesos deshechos, caíamos sobre las coladeras, nos introducíamos en ellas, el frió nos quemaba mientras pensábamos:
si por lo menos un milagro nos uniera,
si el frío viese roto su manto,
si el sexo que también esta roto, y sale en la televisión, nos pudiera ayudar a descubrirnos en el otro...
Dios creó engranes, consuelos fáciles, dice el tipo de las noticias, nosotros ya éramos eternos.
jueves, 27 de mayo de 2010
Esto es la noche
Esto es la noche, su final es imposible,
yo crezco hacia su calmado cuerpo,
me entrego a su proteccion de boca y dentadura
siempre estoy siendo devorada
por el artificio de sus huecos
en ella se guardan los sueños,
las otras realidades,
mis vidas y mis muertes multiplicadas
a veces colapsa el estruendo del nido sordo
en el que habita el cansancio
ese pájaro de un ojo
que también es ombligo de su cuerpo.
Esto es la noche, la recorro con la mirada
mientras las lámparas se encienden
y su final se vuelve imposible.
yo crezco hacia su calmado cuerpo,
me entrego a su proteccion de boca y dentadura
siempre estoy siendo devorada
por el artificio de sus huecos
en ella se guardan los sueños,
las otras realidades,
mis vidas y mis muertes multiplicadas
a veces colapsa el estruendo del nido sordo
en el que habita el cansancio
ese pájaro de un ojo
que también es ombligo de su cuerpo.
Esto es la noche, la recorro con la mirada
mientras las lámparas se encienden
y su final se vuelve imposible.
te sentí en el cuerpo del amor, en la herida que se expande, en el sitio que hizo grietas en mí, tú generaste tristeza, estallaste dudas, hiciste infiernos de alientos largos, mientras yo me conformaba con escribir un "tú y yo" en alguna parte del jardin. Al menos en letras, en un instante menor al suspiro, estuvimos unidos; al menos cuando cierre los ojos, para olvidarte, ya no tendré miedo de que en ninguna parte de la historia seamos pronunciados juntos
miércoles, 26 de mayo de 2010
ire a comprar rocas
para construirle una tumba a mi amante
luego de llorarle un rato prendere la radio,
bailare y cantare
él muerto, sepultado bajo rocas en el jardin
yo esclava en la cocina del ama
la mujer que compra carne en el cementerio
me rehusare a comer del festin de las moscas
pero sonreire libre
sabiendo que no vendera su alma
al repertidor de leche
y que en estos segundos llenos de serenidad
no habra hueso suyo bajo la limpia alfombra
para construirle una tumba a mi amante
luego de llorarle un rato prendere la radio,
bailare y cantare
él muerto, sepultado bajo rocas en el jardin
yo esclava en la cocina del ama
la mujer que compra carne en el cementerio
me rehusare a comer del festin de las moscas
pero sonreire libre
sabiendo que no vendera su alma
al repertidor de leche
y que en estos segundos llenos de serenidad
no habra hueso suyo bajo la limpia alfombra
noten la quietud del pie
del ojo del zapato,
visitante que se asoma,
esto se llama descanso,
mirar abajo mientras no se avanza
¿a donde podrian ir?
quiza lejos
lejos
lejos
lejos
lejos
lejos
lejos
lejos
del pantalon viejo
de los recuerdos
de los pasados
de las lagrimas
de lo nuevo
de lo extraño
de lo divertido
y ¿por que no?
tambien del amor
quiza cerca de la luz
de la sonrisa infinita
de la pausa que juegan algunos
y que en otros transita de sonrisa en sonrisa,
de porvernir en porvenir
del ojo del zapato,
visitante que se asoma,
esto se llama descanso,
mirar abajo mientras no se avanza
¿a donde podrian ir?
quiza lejos
lejos
lejos
lejos
lejos
lejos
lejos
lejos
del pantalon viejo
de los recuerdos
de los pasados
de las lagrimas
de lo nuevo
de lo extraño
de lo divertido
y ¿por que no?
tambien del amor
quiza cerca de la luz
de la sonrisa infinita
de la pausa que juegan algunos
y que en otros transita de sonrisa en sonrisa,
de porvernir en porvenir
Escuchando el canto triste de las sirenas se me antoja todo mucho mas simple de lo que los libros de texto o la television dicen que es la vida.
quiza por eso mucha gente se queda en silencio,
a recorrer el paso de los soles con la mirada,
a morir de entraña en entraña,
de corazon en corazon
de labio en labio,
todas las cosas que he enumerado les gastan los ojos,
les arrugan la cara y terminan formando nuevos rostros,
amarguras de sabores dispares que esperan mezclarse
con el aroma que se propaga dentro de la tumba.
quiza por eso mucha gente se queda en silencio,
a recorrer el paso de los soles con la mirada,
a morir de entraña en entraña,
de corazon en corazon
de labio en labio,
todas las cosas que he enumerado les gastan los ojos,
les arrugan la cara y terminan formando nuevos rostros,
amarguras de sabores dispares que esperan mezclarse
con el aroma que se propaga dentro de la tumba.
martes, 25 de mayo de 2010
una nueva entrada,
eso grita este blog
pero yo tengo las entrañas en pausa
no quiero sentir nada
veo la página en blanco,
mi mente está repitiendo una canción
la misma con la que te construí entre sueños
el amor se llena de moscas,
le doy de comer pescado
el doctor dice que es la mejor dieta
yo quiero que se muera
pero no sentirme culpable
la entrada de blog se come mis letras,
estaba pensando en esa canción
y terminé escribiendo tu nombre.
eso grita este blog
pero yo tengo las entrañas en pausa
no quiero sentir nada
veo la página en blanco,
mi mente está repitiendo una canción
la misma con la que te construí entre sueños
el amor se llena de moscas,
le doy de comer pescado
el doctor dice que es la mejor dieta
yo quiero que se muera
pero no sentirme culpable
la entrada de blog se come mis letras,
estaba pensando en esa canción
y terminé escribiendo tu nombre.
Tu nombre está repetido, sé que lo sabes, lo encuentro en cada parte, en los rastros de la ciudad en la que habito y de las ciudades vecinas.
Cuando nos despedimos fotocopiaste todos los espacios, los fragmentos de las grafias y me quedé mirandote en cada poste, cada barda, cada televisor; esperando que fueras tú el presentador, el cantante, el que mandaba saludos en el radio, no eras nadie, no estabas aquí, yo seguia pensandote.
Cuando nos despedimos fotocopiaste todos los espacios, los fragmentos de las grafias y me quedé mirandote en cada poste, cada barda, cada televisor; esperando que fueras tú el presentador, el cantante, el que mandaba saludos en el radio, no eras nadie, no estabas aquí, yo seguia pensandote.
¿Quién habrá de dicirme, cómo tú, ya no te quiero?
Quizá sea que no imagino la vida sin el azote de tu boca, o que no quiero ser rechazada por alguien más, si tú dices no te amo lo puedo tomar como algo cotidiano, como quien sube al micro y no encuentra asiento; como quien camina y se ensucia los zapatos al no ver un charco entre tanta gente, pero si un alguien nuevo me rechazará, si su lanza de adiós se impactará contra mis oidos, no me sentiría segura de valer más que tú. Te creería cuando me dices "amor, tú no vales la pena, pero no puedo dejar de estar contigo", te creería cuando piensas que eres lo mejor de mi vida.
Quizá sea que no imagino la vida sin el azote de tu boca, o que no quiero ser rechazada por alguien más, si tú dices no te amo lo puedo tomar como algo cotidiano, como quien sube al micro y no encuentra asiento; como quien camina y se ensucia los zapatos al no ver un charco entre tanta gente, pero si un alguien nuevo me rechazará, si su lanza de adiós se impactará contra mis oidos, no me sentiría segura de valer más que tú. Te creería cuando me dices "amor, tú no vales la pena, pero no puedo dejar de estar contigo", te creería cuando piensas que eres lo mejor de mi vida.
las fronteras se vuelven espacio, yo escupo en este blog, como lo hice en otro, todos mis desencantos, lo cierto es que aún cuando no vuelvo lo extraño. Ahí dejé mi alma, espero no olvidralo, mi juventud, mis sueños, esa vida en donde incluso el amor vagaba entre hojas de libretas y desvelos de llamadas telefónicas, ahí dejé el palpitar rítmico, y me mudé a éste con un féretro, con mi cuerpo violento de putrefacción.
lunes, 24 de mayo de 2010
Lo malo de las fotografías es que ahí no pica tu barba ni late tu corazón
las miro esperando que te encuentres en ellas, pero justo al mirar en el centro de su cuerpo descubro que ya no estás
han dejado distintas cicatrices,
huellas absurdas
no me interesa ver a desconocidos, les grito
pero no contestan
imaginan que no reconozco tu rostro ni el mío,
que la que se equivoca soy yo
II
en las fotografías que conservo no somos nosotros
lo sé porque me he visto en el espejo antes de abrir el álbum
porque tú te marchaste hace años
porque me sobran los porques que demuestran su mentira
en ninguna se conserva el viento del mar en el que tiramos nuestro corazón para ver si alguien lo encontraba
ni el rumor de las olas
ni el abrazo en el horizonte entre los azules del mar y del cielo
ellas están vacías, incluso de sueños
no destilan risas
sólo pesadillas en las que tu recuerdo se vuelve
lo que muestran
esos otros que no comparten más que una imagen
que no muta, que no avanza, que no sufre ni con las despedidas.
Desorden
Arriba ya no es arriba
abajo esta a la izquierda
la persona que sale en el espejo no soy yo
sueño con encontrarte
en la feria del pueblo
comprarte cacahuates
platicar en silencio del fin del universo
de la manera en que las flores se vuelven agua
en las manos de los que compran la materia con la que se construye la muerte
volver a caminar contigo
de la mano
llevarte al retrato de los tiempos en que la derecha no era en donde se plantan cimientos
Me gustaría dedicarte alguna palabra que no desfallezca antes de salir de mis labios
y que mis manos-lanceta te construyeran de una fuerte estructura, besarte en la frente
y que lloviera,
que el cielo desparramara sus últimas gotas sobre tu cuerpo creándote otra sombra
quisiera que volvieras
a la espuma de la que emergió el universo.
y que mis manos-lanceta te construyeran de una fuerte estructura, besarte en la frente
y que lloviera,
que el cielo desparramara sus últimas gotas sobre tu cuerpo creándote otra sombra
quisiera que volvieras
a la espuma de la que emergió el universo.
odio los días en los que llega tarde el aroma de la lluvia, las frases largas e incompletas que salen de mi boca
los arcoiris que salen en la televisión
el manual de la vida perfecta
las listas del super
las zapatillas
los cazadores de mariposas
y el haber perdido la playera de carta blanca de mi barbie
los arcoiris que salen en la televisión
el manual de la vida perfecta
las listas del super
las zapatillas
los cazadores de mariposas
y el haber perdido la playera de carta blanca de mi barbie
estaba rota
mi cuerpo esparcido
la sangre acumulada en el aire gris
- asfalto -
reducía la visión de los transeúntes
en el camino
estaba rota
pase frente a mí
en forma de yo-anciana, yo-adolescente, yo-amargada, yo-defraudada
ninguna dijo algo
todas llevaban los labios cosidos
una espalda rota
un fragmento de dentadura
¿crueldad?
-no tiene nombre, dijo el forense
estaba rota
sobre la ropa nueva manchada con sangre
no existía porque no tenía nombre
y los ángeles cantaban en un idioma extraño
mientras la ambulancia callaba
el tiempo escurría
un hombre tiro su chamarra sobre mi cara,
mis piernas desnudas, aún con los zapatos puestos parecían dos ramas tiradas al azar
mis brazos carecían de movimiento
mi pecho estaba seco
muerta
atropellada
muerta
-iba a la escuela, esa falda es de....
ninguna mujer se detuvo,
ninguna yo quiso saber
cuando mi madre tuvo que buscar la pieza que le faltaba a su familia
-tuvimos que enterrarla
estaba tirada
rota del cuerpo
nada sentía
soñaba
mi cuerpo esparcido
la sangre acumulada en el aire gris
- asfalto -
reducía la visión de los transeúntes
en el camino
estaba rota
pase frente a mí
en forma de yo-anciana, yo-adolescente, yo-amargada, yo-defraudada
ninguna dijo algo
todas llevaban los labios cosidos
una espalda rota
un fragmento de dentadura
¿crueldad?
-no tiene nombre, dijo el forense
estaba rota
sobre la ropa nueva manchada con sangre
no existía porque no tenía nombre
y los ángeles cantaban en un idioma extraño
mientras la ambulancia callaba
el tiempo escurría
un hombre tiro su chamarra sobre mi cara,
mis piernas desnudas, aún con los zapatos puestos parecían dos ramas tiradas al azar
mis brazos carecían de movimiento
mi pecho estaba seco
muerta
atropellada
muerta
-iba a la escuela, esa falda es de....
ninguna mujer se detuvo,
ninguna yo quiso saber
cuando mi madre tuvo que buscar la pieza que le faltaba a su familia
-tuvimos que enterrarla
estaba tirada
rota del cuerpo
nada sentía
soñaba
nota
Este es le lugar en el que siempre siembro los borradores de mis ideas,
por eso o porque nunca estan terminadas ni yo alcanzo a entenderme.
por eso o porque nunca estan terminadas ni yo alcanzo a entenderme.
Quisiera decir algo nuevo, apartarme del corazón y reenviar los nudos de la prision de mi sangre al silencio en el que dormidos no había tormentas sino desiertos, no desilusiones sino amor en el extenso firmamento en el que la dulzura se convertía en respiración.
Quiero apartarme de los argumentos de siempre, quedarme dormida hasta que todo el invierno pase de mi frente y las gotas de usurpadas soledades se haga pausa en el estante de los desvelos,
Quiero apartarme de los argumentos de siempre, quedarme dormida hasta que todo el invierno pase de mi frente y las gotas de usurpadas soledades se haga pausa en el estante de los desvelos,
pero repito las mismas palabras
el mismo nombre
aún espero con los brazos abiertos
a que el mundo se transforme
en un abrazo contigo.
caigo en las mismas decepciones
en las mismas grutas, en el mismo respirar
quiero estar sola
con tu palabra y hacerle el amor
sin embargo me quedo en este escrito,
me alejo de tu casa,
de tu vida en destrucción.
.
domingo, 23 de mayo de 2010
viernes, 21 de mayo de 2010
El letrero de seguir indica que puedo seguirme, que de alguna manera me conectaré conmigo y sabré por fin lo que escribo, lo que oculto en los blogs, en los muros de mi cabeza, en la boca.
Pero temo que si empiezo a hacerlo me descubra y sepa que cuanto escribo pasa por mis ojos, temo leerme a tal punto en que al caminar por la calle me reconozca y acercándome lentamente empiece a entablar una relación conmigo, mientras decido denunciarme con algún oficial, por seguir mi blog, por contestar a cada entrada, por enviarme mails de felicitada indignación por mi trabajo; temo enterarme que me odio, que nunca he pensado en mí, que prefiero a esos otros que me miran desde afuera como a un animal en el circo o en el zoologico.
Miro el blog de nuevo, es tan sencillo, sólo oprimiré seguir y estaré tras mis pasos, tras mis letras, tras de mí.
Podría convertirme en mi propia correctora de estilo, decirme que por favor cambie el ritmo que ofrecen mis comas, que ponga puntos y seguido, que no omita de ninguna manera los acentos, que esta idea o aquella otra son inaceptables porque no aportan nada, porque en realidad estas o aquellas palabras no pueden ligarse.
Quizá entonces me moleste conmigo y me mate, o me escriba una carta sugieriendo que me meta en mis asuntos, tal vez me atreva a hablarme, a decirme que agradezco el interes.
No, a decir verdad no me gusta como escribo, preferiría leer otra cosa, no inmiscuirme en lo profundo de esta intimidad escrita, iré a ver televisión, a caminar por la ciudad en la que pastan recuerdos de todas mis vidas, a desvelarme con un puñado de dudas, sin traicionar lo que me digo antes de acostarme leyendo el contenido de lo que hago de día.
Pero temo que si empiezo a hacerlo me descubra y sepa que cuanto escribo pasa por mis ojos, temo leerme a tal punto en que al caminar por la calle me reconozca y acercándome lentamente empiece a entablar una relación conmigo, mientras decido denunciarme con algún oficial, por seguir mi blog, por contestar a cada entrada, por enviarme mails de felicitada indignación por mi trabajo; temo enterarme que me odio, que nunca he pensado en mí, que prefiero a esos otros que me miran desde afuera como a un animal en el circo o en el zoologico.
Miro el blog de nuevo, es tan sencillo, sólo oprimiré seguir y estaré tras mis pasos, tras mis letras, tras de mí.
Podría convertirme en mi propia correctora de estilo, decirme que por favor cambie el ritmo que ofrecen mis comas, que ponga puntos y seguido, que no omita de ninguna manera los acentos, que esta idea o aquella otra son inaceptables porque no aportan nada, porque en realidad estas o aquellas palabras no pueden ligarse.
Quizá entonces me moleste conmigo y me mate, o me escriba una carta sugieriendo que me meta en mis asuntos, tal vez me atreva a hablarme, a decirme que agradezco el interes.
No, a decir verdad no me gusta como escribo, preferiría leer otra cosa, no inmiscuirme en lo profundo de esta intimidad escrita, iré a ver televisión, a caminar por la ciudad en la que pastan recuerdos de todas mis vidas, a desvelarme con un puñado de dudas, sin traicionar lo que me digo antes de acostarme leyendo el contenido de lo que hago de día.
Nada de esto es lo que siento, el mundo da vuletas y las palabras se hacen menos porque ninguna va gritando lo que se expande dentro,
Todo gira, desde los pies hasta los techos y el cielo, ese trozo azul que guarda serpentias de agua y viento se queda mirando hacia abajo, perplejo, aquí no hay canciones, sólo pechos abiertos y despedidas, aquí no hay humanos, se fueron en migraciones a la nada, aquí sólo estamos nosotros, devoradores de esperanzas, deconstructores de todo lo creado.
Todo gira, desde los pies hasta los techos y el cielo, ese trozo azul que guarda serpentias de agua y viento se queda mirando hacia abajo, perplejo, aquí no hay canciones, sólo pechos abiertos y despedidas, aquí no hay humanos, se fueron en migraciones a la nada, aquí sólo estamos nosotros, devoradores de esperanzas, deconstructores de todo lo creado.
jueves, 20 de mayo de 2010
me gustaría comerte y luego escupirte, como hacen esos que no tienen nombre pero juegan a tener cara, creo que es porque todos estamos en silencio por lo que tu gran boca-grano-mierda se abre y no temo decirte que a veces mi asco se vuelve ternura y que mi odio vibra de amor emponzoñado, pero pienso que eso da igual, te arrancaré un trozo, te comeré con sal y los otros asustados me dirán que lo que escribo es horrible, no saben (ni imaginan), que lo hago a apropósito, que ésta es mi venganza para quedarme sola, para que nadie más te mire, porque tú eres una parte de lo que invitan mis ojos y yo no quiero que nadie crea que existes.
Estoy cansada de esperarte, de que tu nombre siga invisible sobre los nudos de nuestras manos, estoy cansada de hartarte, de que hasta la muerte entienda mejor que esta mirada no significa nada, estoy cansada de llevar en la boca la muralla de los últimos roces, la espalda de las plataformas en las que nuestra vida se hacía vuelo y caída
tardaría mil lunas en acentuar esa palabra, no tengo ganas
no quiero seguir esperando
pero mis plantas están clavadas
tardaría mil lunas en acentuar esa palabra, no tengo ganas
no quiero seguir esperando
pero mis plantas están clavadas
la
la primera fotografía que te robó el alma rodó por la banqueta
y en un charco de carbón y tinta encontró lo que dejó en tu cuerpo
y en un charco de carbón y tinta encontró lo que dejó en tu cuerpo
pura chatarra
miércoles, 19 de mayo de 2010
Tu vientre está partido
tus hijos son sangre en la banqueta
no quiero pronunciar tu nombre
prefiero cerrar los ojos e invadir la frontera
esa línea que divide
las realidades impuestas
no quiero mirar tu nombre
prefiero ser un trozo del alambre
que atraviesa con su sombra
el largo de las banquetas
ahora que me declaro loco,
que pierdo mi vestido de humano
espero que se borre tu recuerdo
de los diarios.
tus hijos son sangre en la banqueta
no quiero pronunciar tu nombre
prefiero cerrar los ojos e invadir la frontera
esa línea que divide
las realidades impuestas
no quiero mirar tu nombre
prefiero ser un trozo del alambre
que atraviesa con su sombra
el largo de las banquetas
ahora que me declaro loco,
que pierdo mi vestido de humano
espero que se borre tu recuerdo
de los diarios.
sinceridad
Escribes finales, pinche amor, no eres más que una bota de santa en primavera, no me cae bien ese tipo gordo que arruina mis navidades, todo se escribe con minúscula porque nada vale la pena, no quiero que me digan que eres lo mejor de lo mejor, prefiero acostarme con otra idea y no que vengas otra vez con tus cursilerías, flores y cuerpos enlazados, corazones en el exterior, cancioncitas de supermercado y el arrepentimiento y las soledades en los bolsillos.
nos vamos volviendo verso, escupimos nuestra ausencia, somos un kilo en la carnicería, un poco de verdura en el aire, estamos en la comida, en los muertos, en los caños, somos la conciencia de las moscas,
despegamos
cómo lo hacen los que saltan desde el barandal del mundo y caen sobre la sentencia de que este sitio ha sido condenado
nos vamos volviendo espacio y entre una letra y otra colocamos nuestros huevos, para que devoren a los muertos que andan por la ciudad
el asfalto gris cubre sus caras, sus granos, sus frenos, el sudor que se acumula entre sus ingles y la mirada glacial de los que aún esperan el fin del mundo.
nuestras manos se extienden, se vuelven gotas y zumbidos, somos el estiércol de los muertos y los muros construidos, yo no quiero droga, no quiero tira, no quiero ningún hueco que invite a la desgracia del amanecer que nos desgarra, yo quiero un poco de sueño, les grito a los que somos, pero no me escuchan
nosotros somos el aliento que respira y regresa la saliva que nos pule, nosotros somos el aire que expulsa el vuelo de las moscas, un conjunto de silencios que anuncia lo que los labios que saltaron y se abrieron, paracaídas, en la distancia entre el punto y la base de la torre conoció/conocía.
despegamos
cómo lo hacen los que saltan desde el barandal del mundo y caen sobre la sentencia de que este sitio ha sido condenado
nos vamos volviendo espacio y entre una letra y otra colocamos nuestros huevos, para que devoren a los muertos que andan por la ciudad
el asfalto gris cubre sus caras, sus granos, sus frenos, el sudor que se acumula entre sus ingles y la mirada glacial de los que aún esperan el fin del mundo.
nuestras manos se extienden, se vuelven gotas y zumbidos, somos el estiércol de los muertos y los muros construidos, yo no quiero droga, no quiero tira, no quiero ningún hueco que invite a la desgracia del amanecer que nos desgarra, yo quiero un poco de sueño, les grito a los que somos, pero no me escuchan
nosotros somos el aliento que respira y regresa la saliva que nos pule, nosotros somos el aire que expulsa el vuelo de las moscas, un conjunto de silencios que anuncia lo que los labios que saltaron y se abrieron, paracaídas, en la distancia entre el punto y la base de la torre conoció/conocía.
Cambios
Cambio de nombre y lo único que se te ocurre es combinar el esmalte de tus uñas con una cancioncita repetitiva
yo te digo que te odio, tú escupes imágenes,
- imágenes - imágenes - imágenes - imágenes
¿es que no escuchas lo pesado de los dedos sobre las teclas?
- imágenes - imágenes - imágenes - imágenes
esto no está pasando
yo lo pienso y tú actúas
eres yo,
tomas mi mano
mi boca
/ que no deja de repetir esa cancioncita tonta /
las uñas entintadas de rosita, guardadas en el centro de mi puño cerrado, se estrellan contra mí
caigo en pedazos
y tú me sigues viendo,
- imágenes - imágenes
tus uñas no me deforman y la canción ya no taladra
hay interferencia entre tu cuerpo y este multiplicado mí
que está en el suelo
pidiendo algo que se disuelve en imágenes – imágenes -imágenes- de ti
yo te digo que te odio, tú escupes imágenes,
- imágenes - imágenes - imágenes - imágenes
¿es que no escuchas lo pesado de los dedos sobre las teclas?
- imágenes - imágenes - imágenes - imágenes
esto no está pasando
yo lo pienso y tú actúas
eres yo,
tomas mi mano
mi boca
/ que no deja de repetir esa cancioncita tonta /
las uñas entintadas de rosita, guardadas en el centro de mi puño cerrado, se estrellan contra mí
caigo en pedazos
y tú me sigues viendo,
- imágenes - imágenes
mi cadáver escupe imágenes que escupen imágenes que escupen imágenes
tus uñas no me deforman y la canción ya no taladra
hay interferencia entre tu cuerpo y este multiplicado mí
que está en el suelo
pidiendo algo que se disuelve en imágenes – imágenes -imágenes- de ti
Reverberancia
Reverberancia es la palabra más larga, tan larga que no sé cómo se escribe, tan larga que nos abarca, que nos hace conscientes de que tú y yo sólo podemos resumir nuestra esencia y nuestra carne a esas letras que una tras otra nos nombran sin darnos sentido, podríamos buscar en un diccionario, pero da igual, el diccionario no está vivo, desconoce la profundidad de nuestra respiración, las intensiones largas, crueles o sutiles de que nuestra carne y nuestros huesos se vuelvan contra nosotros y nos ayuden a acabar con todo, con las horas sumergidas en odio, con las caricias lascivas, con las miradas que explotan, con las discusiones que se acumulan en el piso (impidiendo que andemos bien), con este muro
y ese
y aquel.
Yo quiero con todas mis fuerzas que esta palabra cobre fuerza, que acabe con todo, con lo que nos rodea, con lo que forma nuestro alrededor, quiero que todos se mueran, que entiendan que no somos eco, que nuestro nombre es más complejo, que no lo saben escribir y por eso nos confunden, no pueden pronunciarnos.
y ese
y aquel.
Yo quiero con todas mis fuerzas que esta palabra cobre fuerza, que acabe con todo, con lo que nos rodea, con lo que forma nuestro alrededor, quiero que todos se mueran, que entiendan que no somos eco, que nuestro nombre es más complejo, que no lo saben escribir y por eso nos confunden, no pueden pronunciarnos.
martes, 18 de mayo de 2010
el exilio es la palabra que te cierra la puerta, es el tema que deshoja mi sangre, es el ejercicio que entumece los huesos.
en una caja, con los cerrados, con los brazos sobre mi pripio abandono, viajo al exilio de las flores, de las tardes lluviosas, del mundo al que cuando intente regresar ya no estará
en una caja, con los cerrados, con los brazos sobre mi pripio abandono, viajo al exilio de las flores, de las tardes lluviosas, del mundo al que cuando intente regresar ya no estará
lunes, 17 de mayo de 2010
sábado, 15 de mayo de 2010
1.
Las luces de los focos ciegan los espacios
en los que la maraña de la ciudad se vuelve verde,
la mujer consume el humo del tabaco,
el hombre bebe de las cloacas,
los niños juegan en pijama
sobre los buitres que picotean la marioneta de la vida,
mientras en silencio las pesadillas se conmueven por la realidad.
en los que la maraña de la ciudad se vuelve verde,
la mujer consume el humo del tabaco,
el hombre bebe de las cloacas,
los niños juegan en pijama
sobre los buitres que picotean la marioneta de la vida,
mientras en silencio las pesadillas se conmueven por la realidad.
sábado, 1 de mayo de 2010
1.
Se escondió en los muslos de la noche. Ahí, en la tibieza, de un temblor singular, se baño en los abismos de un sueño manso, casi placentero, pero frío, sinónimo de las muertes de mi piel.
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