Chica gurú en el espacio
June. June. June. eso es todo lo que mi loca cabeza escucha, quizá es el desvelo, quizá la angustia.
martes, 3 de enero de 2012
lunes, 30 de mayo de 2011
lunes, 15 de noviembre de 2010
Espacio por desaparecer.
Gracias a los visitantes. Pronto dejaré de contaminar su estructura visual.
jueves, 14 de octubre de 2010
sábado, 2 de octubre de 2010
miércoles, 29 de septiembre de 2010
sábado, 11 de septiembre de 2010
Me quiero volver un cuerpo, concebirme en sitios intestinos, acicalar la unidad sobre la que me forman los nublados sin rumbo, esta dirección es una mano abierta que procura detener la luz a través de su agujero. Floto en la boca de la niña que descansa de su propio sueño y luego me abro en sus ojos, en su frente, como molécula de pensamiento entintado, ella no conocerá la palabra ni la luz del mañana, morirá con el beso de mi veneno en su saliva y sus ojos se apagaran, como la luz, para que se inserte la noche, en el ojo de la aguja, que tiembla en las manos del llanto de la madre que le cose el vestido del equinoccio eterno de su respiración.
Ahora quiero volverme ave, surcar el paraíso de las moscas y encasillarlas en torno a mi desvelo, volverlas hilo con la miel que amenaza la amargura del mundo y tejer un vestido que encierre sus alas en la esclavitud de mi estado no-material. Pienso que insertada en el vuelo de las alas que forraran mi estructura será mas fácil caer al abismo en el que la niña se desintegra; renacer en su carne negra, en sus hoyuelos de tinta y carne, forrar con el lodo de su mirada clausurada la posada en la que los gusanos han creado su refugio.
No podría alimentarme de mi misma, de esa forma que intente crearme, sino desvelarme en el llanto de la madre, en ese cuerpo que se tuerce de frío en las noches y que tiembla con el canto de las aves que enferman su locura gris. Los nublados no tienen sentido, sólo mis ojos fingen pidiendo clemencia, la mujer y yo vemos mi transparencia ne el espejo, le digo: la niña duerme. ella ignora mi mensaje, se aleja por la ventana, por el salto, por la comisura de su propia boca envenenada del agua del recuerdo.
Ahora quiero volverme ave, surcar el paraíso de las moscas y encasillarlas en torno a mi desvelo, volverlas hilo con la miel que amenaza la amargura del mundo y tejer un vestido que encierre sus alas en la esclavitud de mi estado no-material. Pienso que insertada en el vuelo de las alas que forraran mi estructura será mas fácil caer al abismo en el que la niña se desintegra; renacer en su carne negra, en sus hoyuelos de tinta y carne, forrar con el lodo de su mirada clausurada la posada en la que los gusanos han creado su refugio.
No podría alimentarme de mi misma, de esa forma que intente crearme, sino desvelarme en el llanto de la madre, en ese cuerpo que se tuerce de frío en las noches y que tiembla con el canto de las aves que enferman su locura gris. Los nublados no tienen sentido, sólo mis ojos fingen pidiendo clemencia, la mujer y yo vemos mi transparencia ne el espejo, le digo: la niña duerme. ella ignora mi mensaje, se aleja por la ventana, por el salto, por la comisura de su propia boca envenenada del agua del recuerdo.
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