sábado, 12 de junio de 2010

Yo ya había visitado ese lugar y la mierda ya se había juntado formandome unos pies, seguramente no salieron más palabras ¿palabras, para qué? si el inicio es un fin que termina en el mismo basurero del que pretendimos salir, este es un camino que gira, un círculo de imagenes que te deja ciego, que te embarca en lo que no ves. Eres un rumiente, me grita un viejo, mientras me ve con cara de lujuria, y ud, mi estimado desnocido... ud. es...
El pasto se aleja, se lava las manos, los pezones son las puntas de las hierbas y los psicologos me dicen que estoy confundida, yo creo que tienen razón, que crecen los cimientos de este mundo, que se extravian los enjambres de nuestra imposibilidad de forma, estoy en la carretera, camino con mis amigos, un grupo de perdedoras que sólo quieren abrir las piernas y temen a infecciones subiendo hasta sus gargantas; no les digo nada, caminamos en hilera, los autos van a gran velocidad, ese es el chiste, viajar a gran velocidad, sin viento, sin amor,  sin alucine;  tengo sueño, pienso mientras nuestros zapatos se van cubriendo de arena, no la arena que evoca la palabra, esa maravillosa,  limpia, frente al mar que es todas las puertas de nuestra verdadera casa, no, esa no, sino la arena de un camino sin visitantes, la arena de los cansancios, del hastio, del odio, del vomito que masticamos cuando decimidos mirar nuestros propios ojos.
Nadie habla, las motocicletas eclipsan alguna luz, es de día y aún así las sombras no se esconden, no veo a los que andan en bicicletas, son inmunes a mi vista, aparecen, ni siquiera intuyo su presencia, siempre grita alguien: ahi, ahí, espera, el de la bici... y entonces, algo tonta, reacciono, es tarde o quizá no tanto, no logro verlos, son invisibles, ya dije esto, seguimos caminando, tengo el pecho abierto, un grupo de ideas en las manos, un trozo de tristeza que me cuelga y si sigo numerando será sólo que escucho los trenes y me dan ganas de acostarme, de ser durmiente y paso y estación y llegada final.
Ya había estado aquí, estoy segura, de algún lugar me tuvieron que nacer los pies, sólo que entonces el pasto era verde, y no necesitaba tragar mi contenido.

Lo olvidaba. Este final estaba resuelto desde que dije que era un círculo.

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