jueves, 17 de junio de 2010

Conejo-tristeza

Mi tristeza se volvió conejo,
se mudó al interior de los plantíos de alfalfa
y se dedicó a mirar la luna,
a formar senderos por los que el agua de riego escapaba
para jugar a mojar su pelambre
Era un conejo pequeño, de orejitas cafés,
un día volvió a casa, encontró las rejas abiertas
buscó su origen en la habitación de puerta negra
no supo que los colores mas suaves
se desvanecían al cruzar mi amargura
ni que los perros despedazarían su fragilidad;
lo encontré muerto
lloré mi tristeza, lo hice con tal fuerza
que sus descendientes abandonaron el campo
y  decidieron cubrir mi corazón
para que no muriera de frío.

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