sábado, 27 de marzo de 2010

Me encontré con los ojos cerrados /sobre la arena/ a la izquierda de la carne que representaba mi propia vida /los huesos.

viernes, 19 de marzo de 2010

Blog en quiebra.


R
    e
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           u
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                 c
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lunes, 15 de marzo de 2010

las mujeres no tienen corazón, sólo un puño de gusanos, lo digo yo que he abierto mi pecho ante el espejo; yo, que he merecido un poco de arrepiento, un hundimiento de gusanos hirviendo en torno a algún cuadrante solitario, a algún palpitar de larva que invierte el ciclo de mis sanguíneas gotas, de mi alucinar en alucinar en estrofa.


Las mujeres no tienen labios suaves ni pechos regulares ni escarchas en la voz, las mujeres son semblantes tristes que fingen sonrisas fáciles, son seres envenenados

Ahí van, camino abajo, con un frasco de agua-plástico en lugar de un jarrón, ahí van, con zapatillas o zapatos-plástico en lugar de sandalias o botines, ahí van, con un anillo de bodas o graduación, a rascar sus rodillas contra el mundo, a enredarse en automóviles conducidos con medias, en largas filas de indecisión.

No son bellas, no son estampas de amabilidad ni de dulzura, sus hombros no son soportes verticales de la mejor escala, sus ojos ya no son pozos de agua de luna sino pantanos de calcinarte brea.

Las mujeres no tienen corazón, sólo un batidor de lenguas, un largo espejo atravesado entre las piernas, un trozo de carbón entre las palmas, un odio furioso que ataca a las silabas de cada canción. Ya no son amor ni calor ni estaca, no son traidoras, enemigas disfrazadas de amas de casa, no llevan en la punta de la lengua ningún nombre, sus pies son espacios, espinas en remolinos que circulan sobre la columna de ventanas que las encierran en la oscuridad de su delirio.
Se deslava la piel, extravío los huecos que consumen las ataduras, la sal y la costra se besan, en el mar de llanto, las plumas de las aves se disuelven y de los cielos caen, cuerpos pequeños, imágenes de la primera ficción de la vida, ojos abiertos de punta de canela, y luego sienes de cisne, canas cortadas con los dedos, pechos latiendo en picada, en la dirección de todas las direcciones que encuadran largas fórmulas matemáticas, inyección contra el dolor desigual que abarca cada lado de la cama.




Se deslava la piel de la frente, con el sudor vegetativo de la fiebre que propaga la idea de alguna cuenta que no sale, se desprende el aroma de los años, de los tiempos, de los pasos, de los besos y las manos en un son mil veces repetido, más no equivalente, en todos los idiomas.

No. – error -

El son es equivalente en todos los idiomas, es el eco en la carne desnuda que espera, que los años le perdonen, volver a florecer, es un acto único, irrepetible, el encuentro entre los cielos que se vuelven olvido.



se deslava la sonrisa, la mirada, la palabra, el mundo, se deslava.

viernes, 12 de marzo de 2010

las frutas están prohibidas en el corazón de esta duda, los vegetarianos están prohibidos en esta carne,  de sueño desigual

Olor

la lluvia huele

la lluvia huele

la lluvia huele

la lluvia hiere
vuela su olor sobre la válvula usada del escape de los suspiros,
huele a huesos que chocan y a chispas que nacen de fricciones frias,
la lluvia huele a pieles que transpiran frialdad, a  paredes de soledad y murmullo
mientras las palabras expanden su temblor a traves de todos los músculos

la lluvia interrumpe con su olor a los amantes, les injerta dolores entre los abrazos
tinieblas que mojan la suavidad del tacto, que vuelven pesada la respiración
que se quiebra en la intensión de llegar al otro, de acortar las distancias
que estancan toda la acción posible, todo consuelo.

la lluvia opaca con su aire a todos los demas olores,
los reconcilia con su aliento de tierra, con su formula de transparente oscuridad.

deshielo

vamos a formarnos tras la música,  tras el color que pinta los ecos del agua encerrados en capsulas frias, vamos a formarnos, anda, tras el sonido del idioma de los refrigeradores, luego comencemos a  batir lentamente el interior de su estomago, con la mano saquemos de su triste esqueleto el alimento que crujirá más tarde en nuestros intestinos.
vamos a formarnos tras las barras en las que se depositan los sabores, te lo pido, hagamos que de nuestros cuerpos se genere un deshielo, al desconectar su vida vegetal de la luz que humea cuentas cada mes.
soltemos sobre recipientes de plástico, o sobre otros huecos, los botiquines de energia que substituiran la sangre y la saliva que ahora recorren nuestros convexos.
vamos a formarnos tras cada gota que caiga de los cuerpos que reposan en nuestra necesidad de saciarlo todo, vamos a parchar los envases sin tapa, a voltear las semillas que no germinan, a desterrar de la boca de los congeladores los espacios que nos forman, y luego de obtener dos boletos, de tomar el avión de los climas, vamos a sentarnos en los polos, a contemplar la trasnformación del mundo.
el hielo, los desperfectos, los acidos
otra vez sudor que escupe la línea del cuerpo (esa
misma que se proyecta en la pared de sábanas, a
raíz de la luz), que colapsa en un aroma los sentidos
del que aspira.
Huele a amor y a desperfecto y a sinmedida,
a los grandes cubos de azúcar que
invertebran la espalda y sus sabores....

viernes, 5 de marzo de 2010

caminabamos como la mayoría, sobre aceras inventadas con gis
nos tomabamos de la mano, antes de  que la caida precipitara al despertar.
Estabamos de pie de nuevo, yo con lágrimas,  ella con la bolsita pequeña llena de dulces, los recreos eran amargos lo eran cuando los comparaba con la interminable sed de correr por el afuera, pero también eran dulces, como el rojo que pintaba nuestros labios, suave, como las manitas en la plastilina
que se dejaba convertir en vaso, plato, árbol, columpios.

caminabamos como los otros, sobre aceras inventadas con gis, 
mientras las maestras cantaban con nosotros, una canción diaria  para antes dedormir. Ese mundo era un afuera en pequeño,  con mesitas coronadas con sombrillas y niñas sirviendo, con largos guantes,
sobre platitos de juguete los manjares permitidos.  Formados, tomados de la mano, sonriendo, seguiamos soñando...

jueves, 4 de marzo de 2010

ya no recuerdo

La vida me ha llevado hasta el punto de no recordar en qué lugar estaba esa mueblería, si, la que quedo  impresa en una burbuja con la voz de mi madre y de una joven.

Subí por la escalera esperando mirar el edificio, un viejo vicio que ni los años han logrado borrar.

Me gustaba subir las escaleras, esconderme del silencio entre sus hojas y ahí, en esa habitación casi vacía, mudada de muebles impropios que no emparentaban, ahí mi madre y la mujer hablaron sobre apariciones, yo no lo creía, si algún espíritu viejo habitaba la construcción no se ocuparía de molestar gente tan simple, gente que sólo entraba a la mueblería para observar la belleza de los techos, el grueso de los muros, las puertas selladas que comunicaban a otro lugar.

Yo era una niña de vestido azul, miraba a través del balcón un edificio, del otro lado de la calle, en el que jóvenes -universitarios, o eso imaginé -, jugaban al billar.

Nunca entres a estos edificios, me dijo mi madre, y yo no contesté, sólo seguí imaginándome en esa habitación, reconstruyendo el mundo, a través de los aromas del tiempo, de la pequeña ventana que parecía huérfana, del marco de la puerta y el silencio que me invitó a sentarme en un hueco de pared cubierto con madera...

Ya no recuerdo en donde fue, ni el rostro de la joven que atendía, cuidadosa, de manos algo cortas, de uñas afiladas, más grande que yo en ese entonces pero más joven de lo que soy ahora, de ojos risueños, de sonrisa amable,

de,

de,

de,

de todo lo impronunciable que la formaba

Ya no recuerdo a mi madre - otra mujer entonces - ni cuando fue que deje esas tobilleras, esos zapatos llenos de razones para explorar escaleras que daban a cuartos privados, en donde hombres solitarios y enfermos se suicidaban cada noche y volvían para reclamar la propiedad, convertida ya en un espacio de mi recuerdo, no en una mueblería que a causa de alguna crisis pereció; una y otra vez asustando a mujeres ingenuas que creían, firmemente, en la quimera que gemía, traspasando muros de edificios fragmentados y locales de distinta generación.