A veces me encuentro con tu cuerpo en la lavadora, lo saco, lo pongo a secar, lo doblo y construllo entre sus pliegues algún momento que al volver a la lavadora ha de olvidar. No es normal, me dice mi madre, el amor no se debe olvidar, yo le sonrío, no hay necesidad de recordar todo el tiempo, pasan algunos d{ias y encuentro tu cuerpo desdoblado, lleno de aquellas cosas que te suelen herir, entonces lo llevo a casa, lo alimento, le hablo de eass cosas que uno hace cuando está solo y lo meto en la cama y propicio un encuentro, despierto para notar que tu cuerpo te ha llevado. Suspiro extrañando. Abro la lavadora y ah{i estás, con nota sobre el arrugado olvidado, un ramo de flores debajo, una suplica de no dejar pasar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario