Las manos de la mujer que acariciaba la brevedad de las puntas de la hierba, comenzaron a deshojar mariposas, la niña intentó detenerla, pero ellasiguió lanzando al viento los trocitos de alas; la suavidad de su tacto se volvíó materia de destrucción, la niña lloraba, los colores flotaban por todas partes y la mujer, hambrienta se dedicó, terminada la tarea, a comer una flor.
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