TE regalé un mechón de mi pelo no por lástima sino para que tu calva superara el invierno, eras un ave extraña, con las plumas cortas, no volabas, sólo cantabas dando vuelta sobre tu eje hasta dormir apoyado sobre la pata izquierda, sentías frío en el invierno, sentías nauceas ante el movimiento de las estrellas, tomaste mi regalo y con tristeza lo acomodaste sobre tu calva, quizá en veinte años lograrías llenar el vacío.
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