martes, 1 de junio de 2010

Las hojas se convirtieron en hallazgos, en tristes vientres conteniendo mi risa,
los hombres voltearon al escucharme gritar, el libro volaba en hojas,
el libro dejaba escapar a sus hijos en placentas flotantes,  en sonrisas llenas de lágrimas,
en el viento que recibia los cuerpos sin correcciones.

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