ahora escribo tu nombre
algo más corto de lo que en realidad es,
estabas en la pasta de dientes,
ahí te recuerdo, no tenías forma,
sólo una gota transparente con algunas puntas azules,
estabas en un sueño,
eras el padre de la novia,
el sacerdote que moría tras aventarse del noveno piso,
la mujer que cruzaba las piernas con unas medias caladas,
eras la nariz dibujada bajo el chorro de la fuente de un viejo monumento
y creo haberte visto incluso en una nube,
corrompiendo el cielo
no vivías ahí, entre mis sueños,
lo sé porque te conocí en un bar
pero me pareció interesante mencionarte
en los idiomas que los viejos desconocen
en las formas en que te desdoblas
cuando no hay razones para dormir más
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