viernes, 4 de junio de 2010

Esos golpes llegaron a mi carne, gritó la vaca muerta,

Esas punzadas llegaron a mi carne, gritó el cerdo muerto
Esas palabras cortaron mis alas, gritó el pescado en la sartén
Esas agujas taladraron mis escamas, gritó el pato en el horno
Esos comunicados no llegaron a mis oídos, dijeron los comensales que esperaban tranquilamente en un restaurante
Mientras la gente que sufría estaba afuera, en juzgados, hospitales y estadísticas.

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