viernes, 9 de octubre de 2009

jajaja

Bien, no puedo evitar manchar este lugar de trabajo, con una vieja frase que me encontré, sí,  cuando uno está loco y desvelado no hay poder, ni siquiera en el café, para devolverlo a uno al mundo....



Pienso en cosas mil, de variadas texturas, en sus pieles de diversos colores alimentando el sueño cuyo grosor extingue el atún quemado en algún bracero de hojas cafés.