martes, 6 de octubre de 2009

Hematófaga

Debí sospecharlo cuando mis dientes y tus dedos se encontraron, cuando mi lengua saboreó alguna sangre nueva, inclinada sobre la voluntad de la gravedad que trasladaba sus sales al lugar oscuro de mi cueva. Pero no lo sospeche hasta que tu garganta perdida en mi lengua colapsó y comenzó a abrir riachuelos de nueva inspiración.

2 comentarios:

pata de perro dijo...

A veces nos tardamos en "sospechar"

Yo no sospeche que ya no estaba aquí, hasta que lo vi caminando con alguien más.
ja.

June dijo...

:O me encantó eso que has escrito, jajaja quiero tu atografo:) hasta al hacer comentarios das muestra de tu arte :)
....
es verdad, a veces nos tardamos en sospechar...